La situación actual de los ecuatorianos respecto a la salud mental es de carácter urgente por las adversidades que estamos atravesando frente a los robos, extorsiones, secuestros, sicariatos y más calamidades. Considero que el Gobierno debe tomar medidas más radicales para atenuar este brote que va creciendo. Si bien es cierto que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas están brindando su valioso contingente, las fuerzas del mal no dan tregua.

Salud mental y física

Sugiero abrir más centros para la atención exclusiva de la atención de la salud mental con un área en la que personal capacitado en esta rama atienda a las personas afectadas, capacite, oriente y prevenga a las personas para evitar las amenazas a las que estamos expuestos.

¿Y la salud mental de los uniformados?

¿Cuáles son las secuelas que dejan estos infortunios? Las personas que han sido víctimas de la delincuencia quedan con miedo, ansiedad, depresión, estrés postraumático, paranoia que determina falta de confianza y sospecha hacia los demás. Los secuestros son aún una situación más traumática, dejando a la víctima con angustia extrema, problemas de la memoria shock, indignación, sensación de impotencia y pesadillas recurrentes. Ser víctimas de la delincuencia también puede producir ideas suicidas, dificultad para expresarse, escapar de la realidad y de la noción del tiempo.

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La neurodivergencia, una creciente consideración en la educación superior

El cortisol es la hormona que segregan las glándulas suprarrenales (considerada como la hormona del estrés) se incrementa de forma desmedida en el organismo, el cerebro se llena de la misma, esta se activa cuando hay peligro y provoca que el afectado no pueda respirar y caminar normalmente.

Todos corremos estos riesgos, pero imaginemos estas consecuencias en los niños y jóvenes. Es tiempo de combatir a la inseguridad que ha invadido al Ecuador. (O)

José Franco Castillo Celi, psicólogo y médico naturista, Guayaquil