Somos seres humanos como tú, tu padre, tu hijo, tu primo, tu tío, tu amigo o tu hermano. Las diferencias entre ustedes y nosotras son solamente físicas y biológicas, ¿Qué soy el sexo débil?, pues, ¡no! ¿Dime tú si llevar 9 meses un pequeño ser en nuestro vientre, correr en tacones, ser profesional, madre, esposa es fácil? Quizás soy un poco más sentimental, pero eso no es malo; por el contrario, yo soy quien pone esa nota de ternura en nuestras vidas. Pero que eso no te confunda: también puedo convertirme en una leona para defender a quienes amo. Somos mujeres y estamos juntos en esta aventura que llamamos vida no para competir, sino para compartir.

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No es necesario que llenen los muros expresando lo maravillosa que es una mujer o que nos dediquen palabras hermosas, tampoco que nos llenen de rosas o que realicen actos en nuestro honor. Necesitan recordar: “Las acciones dicen más que las palabras”. Siempre estaremos profundamente agradecidas, pero quisiera que sepan lo que realmente deseamos: que nos permitan andar con tranquilidad por la calle, sin temer ni escuchar obscenidades, que respeten nuestra libertad e integridad, que no nos discriminen por nuestro género, que no nos miren como un objeto, que nos den las mismas oportunidades, que compartan con nosotras el camino, que sean justos, sinceros y leales, nada más.

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Sí, somos delicadas y todas somos hermosas ante los ojos correctos. Quisiera que todos entendieran que en nosotras habita un ángel, una fiera, una reina y una guerrera, y de sus acciones dependerá a quién van a conocer.

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Ellas: un legado de fortaleza

Somos mujeres, somos un torbellino de emociones, transformamos los sentimientos en acciones. (O)

Aissa Tatiana Pazmiño Real, técnica en marketing, Guayaquil