El Ministerio de Educación de Ecuador en el 2021, en conjunto con el Plan Internacional, presentó el proyecto ‘Escuelas seguras para todos’. El objetivo fue mejorar las capacidades y los sistemas de preparación ante emergencias y desastres. Desde dicho año es ministra la licenciada María Brown Pérez, quien resaltó la minga por la educación, integrando tres ejes importantes: bienestar, salud y calidad de vida de los estudiantes.

En el año 2023, nuestras interrogantes sobre dicho plan se multiplican y una de estas es, ¿nuestros hijos están seguros en todas las unidades educativas fiscales del presente? Por lo que vemos y palpamos como padres y como docentes, podemos responder con certeza, no.

Existen casos de ventas y consumos de sustancias prohibidas o drogas; ‘relaciones’ entre pares que llegan a lo sexual, y muchas circunstancias contra natura que atrapan a los estudiantes, sin que los docentes puedan hacer algo, porque la ley les quitó toda la autoridad establecida en la docencia.

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Cómo añoramos los tiempos cuando las escuelas y los colegios sí eran seguros, y la protección a los alumnos y a los centros de aprendizaje era un deber de las autoridades. En esa época no existían los planes de contingencias que privan a la libertad de los maestros, que ya no pueden estar presentes en los actos solemnes, el juramento a la bandera, la graduación de los alumnos, los eventos educativos, etc., porque deben estar en lugares estratégicos para evitar actos bochornosos de niños y jóvenes que no son educados en los hogares por la crisis moral que se vive. Mientras más se ‘vigila’ a los estudiantes, más realizan actos que desdicen los valores.

Dejar que los únicos que deben enseñar valores éticos sean los padres y no los docentes que además están cargados de problemas y trabajos dentro y fuera del aula. (O)

Jimmy R. Rodríguez Mera, licenciado en Ciencias de la Educación; Milagro, Guayas

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