Cicerón 106 años antes de Cristo fue un filósofo que escribió sobre los errores que comete el hombre. El primero era la ilusión de que las ganancias personales se consiguen aplastando a los demás. El segundo era la tendencia a preocuparse por las cosas que no se pueden cambiar. El tercero era insistir en que una cosa es imposible porque no podemos conseguirla. El cuarto era no poder prescindir de preocupaciones banales. El quinto era rechazar el desarrollo y el perfeccionamiento de la mente. Y el sexto era intentar obligar a los demás a creer y vivir como nosotros.

Sinceridad y gratitud

Es asombroso como él pudo en esa época escribir y pensar de esta manera. Analicemos cada uno de estos puntos para ver la magnitud del pensamiento de este filósofo que vivió igual que nosotros:

En el silencio está la paz

Primero, pensar que las ganancias personales se consiguen aplastando a los demás, robando o abusando del poder, es una falacia. Segundo, tender a preocuparse por las cosas que no se pueden cambiar o corregir, no tiene sentido querer enmendar un error ya cometido, mejores es arrepentirse y no volverlo a hacer. Tercero, pensar que una cosa es imposible porque no podemos conseguirla; todo es cuestión de proponerse llegar a la meta. Cuarto, no querer prescindir de preocupaciones banales, sin embargo, nos preocupamos más de nuestro ego y cosas externas que se van a destruir y se van a acabar que de nuestro interior, nuestra alma. Quinto, rechazar el desarrollo y perfeccionamiento de la mente y no adquirir el hábito de leer y estudiar; muchas veces rechazamos los consejos y el aprendizaje por no saber que todo el conocimiento se almacena en la mente y con ella nos vamos a desplazar durante toda la vida. Y sexto, intentar obligar a los demás a creer y a vivir como nosotros; cada persona es libre para hacer lo que le guste sin hacer daño a los demás. (O)

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Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro