La paz nos preocupa, hartos como estamos de la prolongada guerra en Ucrania (impensable después de la caída de la Unión Soviética). No se le ve sentido... No se apaga el fuego añadiendo más leña. Es necesario el diálogo político para que esa guerra finalice, pero brilla por su ausencia.

Dijo el papa Francisco, “hacer política es importante”, y “se puede convertir en santo, haciendo política” (2015). Sí, todos los oficios honestos pueden llevar a Dios, y la política es una ocasión privilegiada de poder hacer un bien inmenso a la sociedad. San Pablo VI dijo que la “política es una de las formas más elevadas de la caridad”. Ha habido políticos ejemplares e incluso santos; también, en la Europa moderna y contemporánea, por ejemplo, Gasperi, Schuman, Adenauer; beato Alberto Marvelli, beato Giorgio Frassati; Giorgio La Pira, Julius Nyerere. El patrón de políticos y gobernantes es santo Tomás Moro. El deber del político es la búsqueda del bien común. Todo político honrado y sensato debe trabajar por la verdad y la justicia; por el respeto a la vida de todos, que incluye al niño nonato; por el bien de la familia y por una educación en valores positivos; también, para que a nadie le falte la vivienda y un trabajo dignos, y el respeto a la práctica religiosa. En cuanto a la fe, desgraciadamente hay políticos que se dicen cristianos y han sepultado los principios, se retiran con las manos sucias, se olvidan de que han de dar cuenta a Dios y de que " no solo de pan vive el hombre”, Mateo 4: 4. (O)

Josefa Romo Garlito, Valladolid, España