Correa dijo que la rehabilitación ferroviaria que ejecutó su gobierno costó $ 360 millones. El tiempo demostró que su obra fue muy mala. Para disimular o que la gente no ocupe el sistema, le fijaron al servicio ferroviario un costo muy alto. Si la rehabilitación se hubiera hecho con una buena administración, estaría rodando sin problema.

El sistema ferroviario está abandonado desde hace muchos años, ese es el motivo por el cual la gente del Ecuador lo olvidó sin considerar su importancia. La clase indígena no tiene la menor idea de que el sistema es su herramienta más importante para mejorar sus condiciones económicas. A la dirigencia indígena no le importa el ferrocarril, le importa el precio del diésel porque ellos son dueños de los camiones pesados que transportan los productos de la Sierra. La clase indígena que es productora, que no tiene camión, tiene derecho al ferrocarril. El presidente Lasso ofrece habilitarlo y si lo cumple se le facilitará llevar adelante dos ofertas más que ha planteado y son el combate a la desnutrición infantil y el proyecto Ecuador sin Hambre.

Ecuador seguirá exportando, las exportaciones han aumentado pero seguirá pobre, pues el comprador pone el precio y por lo exiguo no llega al pueblo. El turismo con el ferrocarril cobrará el precio justo por el servicio y eso sí será utilidad correcta. ¡Entremos ya!, y nada de ofertas. Hay varias alternativas para la rehabilitación. La Empresa de Ferrocarriles del Estado debe integrarse con gente que sabe del tema, con administración de primera. Si la dirigencia indígena está distraída en temas políticos, no conoce la valía del sistema ferroviario o está en su negocio que es la transportación, levantemos a la clase indígena abandonada por dicha dirigencia, rehabilitando el ferrocarril. No confundir dirigencia indígena con población indígena. (O)

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Rafael Mendoza Avilés, abogado, Guayaquil