¿Para qué un profesor enseña ajedrez a sus alumnos?

Según mi experiencia, en el mundo del ajedrez se cometen muchos errores a la hora de ‘vender’ la idea, la mayoría de la gente piensa para qué aprender si sabemos poco de dicho juego; que no funciona en un aula; no es divertido sino aburrido, difícil, etc. Por lo tanto, el mejor argumento de ‘venta’ es poner hincapié en lo fácil que es jugar, lo bien que funciona en el salón de clases donde todos pueden participar, y que el material didáctico y el apoyo que se proporciona al profesor están diseñados teniendo esto en cuenta, esto.

No es difícil que los niños quieran jugar, siempre y cuando se tenga en cuenta que el objetivo de esta disciplina en la educación no es como en el entrenamiento normal de ajedrez de encontrar talentos y desarrollar habilidades ajedrecísticas, sino que por el contrario el foco está en abrir el mundo del pensamiento a los más débiles. Para ello, se necesita un buen entorno social en el que se fomente la cooperación y el probar, fallar y volver a probar.

Publicidad

Si queremos seguir reforzando la posición del ajedrez en nuestras sociedades, tenemos que atrevernos a mirarnos a nosotros mismos desde fuera hacia dentro. Por eso es muy importante que el ajedrez forme parte de la educación y los gobiernos tomen cartas en el asunto y se interesen. Así como la activación física es necesaria para el desarrollo de los músculos y el cuerpo, la estimulación mental se encarga de ejercitar el cerebro para poder llegar sano y fuerte hasta la vida adulta. Dicha práctica puede ser referenciada como una auténtica ‘gimnasia mental’ que promueve la capacidad de concentración, el pensamiento estratégico, la diversión y la cooperación de niños y jóvenes, las habilidades cognitivas, sociales, etc. (O)

Máximo Johnny Granda Morán, profesor de ajedrez, Guayaquil