Pareciera sencillo hacer una semblanza del papá desde la perspectiva personal. Es difícil, ya que cada uno de nosotros guarda la imagen vívida del suyo, única y sin igual. Él está metido en la piel del obrero, ingeniero, artesano, vendedor, comerciante, mecánico, betunero, médico, chofer, docente, soldado, policía, militar, acróbata de circo, burócrata, agricultor, ejecutivo, chofer, profesional, científico, jubilado, trabajador (...), hombre honesto y dignificador.

Padre, proveedor, gran compañero; tiene alma de amigo, sin ser permisivo es comprensivo, sin dejar su bondad mantiene autoridad; con dolor y cansancio comparte, se entrega, organiza, proyecta, es un estratega. Algún peligro con valor enfrenta y está presto para el abrazo, beso y el te amo cotidianos al hijo que trajo al mundo por decisión.

Qué difícil es ser padre en tiempos de carencias, de entornos hostiles y tóxicos. Se entienden los miedos de quienes huyen al natural y sublime ejercicio de la paternidad, pero tomada con responsabilidad, sabiduría y amor es enriquecedora, engendradora de vida.

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Respeto y amor a todos los padres del mundo que decidieron serlo; a los padres que pudiendo, renunciaron a serlo; a los que no son libres para ejercer su paternidad; a los migrantes que dejaron a sus hijos para darles un mejor futuro; a los enfermos que no pueden abrazar a sus vástagos; y a los que queriendo ser padres, no pueden serlo.

Especial homenaje a los padres que gozan de la vida eterna y dejaron sus virtuosidades para bienestar de sus familias.

Dios nos dio el privilegio de ser padres, usémoslo con el propósito de ser modelos y referentes para generar patrones de conducta que trasciendan en las generaciones venideras.

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Hagamos de la paternidad un milagro de vida y no un misterio por descifrar. (O)

Joffre Edmundo Pástor Carrillo, profesor, Guayaquil