El pasado 27 de octubre, entre las 10 de la noche y las 12:30 de la madrugada, quienes vivimos en el centro de Guayaquil fuimos brutalmente agredidos por una gavilla de motociclistas cuyas máquinas con escape libre produjeron un escándalo jamás escuchado. Durante horas rodaron en circuito por la avenida 9 de Octubre, el Malecón y calles aledañas. Fue tan espantoso el ruido que parecía que en las calles céntricas estaba aterrizando un Concorde.

Caos por rodada del terror: infracciones, desorden y disparos por calles céntricas de Guayaquil

Esta agresión no es nueva. Los feroces motociclistas apenas pararon unos meses ante las quejas de los vecinos, pero han vuelto con furia y lo hacen los jueves en la noche. Los agredidos, con los nervios crispados, debemos acudir a tranquilizantes cada jueves para evitar un percance cardiovascular o hipertensivo, o una enfermedad auditiva permanente.

Acudimos, como ya lo hicimos en anterior oportunidad, al Mayor Diario Nacional en busca de ser escuchados y de una solución por parte de la Policía o la Autoridad Municipal de Tránsito para erradicar de modo permanente estas excursiones nocturnas violentas que no solo violan las ordenanzas contra el ruido, sino también las normas de tránsito y el Código Integral Penal. (O)

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Ricardo Vasconcellos Rosado, abogado y periodista, Guayaquil