La Real Academia Española nos dice que la educación desarrolla o perfecciona las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, pero la realidad dista mucho de esta finalidad.

El éxito o el fracaso son nuestros

Considero que existen dos pilares fundamentales para una buena educación, la lectura y los valores, sin embargo, estos cimientos son pocos estimados y su aplicación es exigua. Hoy se observa que los educandos se alejan cada día más de la formación intelectual y moral, ya que muchos padres no se preocupan de que sus hijos tengan conocimientos, solo quieren una apreciación numérica. Por otro lado, los valores han pasado de moda, ahora reinan las mentiras, las burlas, las ofensas y los abusos verbales, los cuales son permitidos y hasta justificados.

Cada cual su propia música

Uno de los objetivos de la escuela es enseñar “la buena lengua”, tanto en su expresión escrita como oral. En este sentido, las instituciones educativas se esfuerzan en que, desde edades tempranas, los niños hablen correctamente. Pero, últimamente lo que más se evidencia es “la mala lengua”. Es indiscutible ver que el mundo adolescente y adulto está lleno de transgresiones verbales.

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Para mejorar la educación superior

Los niños aprenden todo lo que oyen, ellos no dicen “malas palabras” porque sí, las han escuchado en el contexto familiar. Es verdad que la escuela debe trabajar sobre el buen uso del idioma, pero son los padres quienes deben promover un lenguaje adecuado, respetuoso y amable en su entorno.

El pilar de una sociedad cambiante

Las groserías están por todas partes, es común escucharlas hasta en los programas televisivos, pero no hay que dejar que esto se constituya en un hábito.

Acercarnos a la verdad

Hay que dejar en claro que decir “palabrotas” es una falta de educación y no es nada saludable para una buena convivencia. (O)

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Mariana Mendoza Orellana, economista, Guayaquil