El sector agropecuario del país se encuentra sumido en incertidumbre y búsquedas ante el momento actual. Nuevamente la participación electoral se ha convertido en fuente de división, discrepancias, desconfianzas, confusiones. Somos responsables de esta situación, ya que existen muchos candidatos que no representan al sector agropecuario donde 5 millones de votos se aprestan a elegir el 20 de agosto a alguien que llegue a la presidencia y pueda rehabilitar al sector.

Las elecciones anticipadas y la muerte cruzada nacen de una crisis política profunda, agravada por la incidencia del narcotráfico y el capital criminal. Ninguna de las tres fuerzas (de tres partidos políticos) tiene la capacidad de hegemonía para dirigir por sí sola, por ello no hay un proyecto de país que enfrente a la grave amenaza del fenómeno atmosférico de El Niño y de la inseguridad que estamos viviendo. Otra vez un proceso electoral sin que mínimamente se haya saneado el sistema de elecciones, participan los mismos partidos y movimientos políticos sin claros horizontes ideológicos, sin programas de gobierno que puedan alentarnos a votar por candidatos a asambleístas; son los que ya han fracasado. A esta penosa realidad se suman los candidatos presidenciables que engañan al electorado. La campaña va a centrarse en el mundo virtual: el dominio de los algoritmos, el control de la inteligencia artificial y de los big data, la proliferación de información falsa en las redes virtuales; apuntarán a confundir el voto ciudadano. En estas elecciones apresuradas debemos mantenernos con postura crítica frente a un proceso viciado. Hoy Esmeraldas y Chone están inundados y no hay respuesta inmediata porque no estamos organizados. Debemos como sector agropecuario unirnos arroceros, ganaderos, bananeros, cacaoteros, maiceros, lecheros, y dar la vuelta a la trampa electoralista de las ofertas de candidatos; emplazarles desde una agenda centrada en la defensa del campo, la ruralidad, el seguro social; la defensa del agua y la vida, el cuidado del ambiente de una agricultura sostenible; seguridad, educación, salud, vialidad y cero tolerancia a la corrupción. Una propuesta de paz y de salidas integrales ante el problema de la violencia, el narcotráfico, y la construcción de una democracia comunitaria. Podemos construir un gran acuerdo nacional democrático desde movimientos y organizaciones campesinas, sociales, participación y lucha unitaria de hombres y mujeres que aspiramos a un mundo diferente, un Ecuador productivo justo y equitativo con candidatos que deseen volver la mirada al campo. (O)

Mauro Erazo Vélez, ingeniero agrónomo, Guayaquil