El 2023 podría ser un muy buen año, y todo depende de nosotros. A continuación una corta lista de nuestros principales anhelos para este año:

Que en la Asamblea prime el objetivo de arrimar el hombro para sacar adelante al país. Que ya no sea su objetivo central, como es hoy, de controlar la justicia para impedir que se fiscalice a quienes fueron funcionarios cuando ellos eran gobierno. No es que los partidos que conforman la mayoría depongan diferencias ideológicas y programáticas, pero que se coordinen con el Ejecutivo en las reformas legales que se necesitan para mejorar la competitividad de la economía y asegurarse de que este Gobierno les deje el país en las mejores condiciones posibles. Que la mayoría abandone los intentos de derrocamiento y que en cambio sus integrantes se concentren en ganar las elecciones de 2025.

Que la Fiscalía logre sanciones para los delitos cometidos durante los gobiernos anteriores; que los unos, los pillos, vayan a la cárcel, y los que fueron injustamente acusados, queden absueltos y limpien su nombre. Que se siga la pista del dinero y se recupere buena parte de los miles de millones robados.

Que Leonidas Iza abandone su plan de desarrollar un ejército paralelo para que participe en sus levantamientos y ataque a los campamentos mineros. Que más bien direccione a sus milicias al combate contra la minería ilegal que depreda en Costa, Sierra y Oriente.

Que el país aproveche las oportunidades que brinda la ley de Asociación EE. UU.-Ecuador.

Que la dura lucha contra el narcotráfico rinda sus frutos, que las redes internacionales del narco concluyan que se cerró la puerta que abrió Rafael Correa, que les cuesta más sacar la droga colombiana por Ecuador que directamente desde Colombia, y abandonen el país. Que con ello baje el nivel de delincuencia y vuelva a ser posible transitar tranquilamente.

Que el nuevo Consejo Directivo del IESS sanee la institución, reduciendo de manera radical la corrupción, mejorando sistemas caducos para atender mejor al afiliado, que se supere el desabastecimiento de medicinas. No hay manera más directa de mejorar la calidad de vida de un empleado que prestándole los servicios de salud por los que paga.

Que crezca la conciencia nacional que un desarrollo cabal y dentro de la normativa ambiental de la riqueza petrolera y minera, de la que el país tiene gran potencial, es lo que permitiría al Ecuador superar su sobreendeudamiento y salir del estancamiento en que se encuentra desde 2015.

Que el país aproveche las oportunidades que brinda la ley de Asociación EE. UU.-Ecuador, que formó parte de la ley de defensa nacional que el presidente Biden rubricó el 23 de diciembre. Entre otros objetivos, la ley busca que el Ecuador avance hacia la transparencia, destierro de la corrupción, simplificación de trámites y otras acciones que favorecerán la inversión de empresas de EE. UU. en el país, con el consiguiente aporte al desarrollo económico y creación de empleo.

Que la agroindustria emule al sector camaronero e invierta para ganar mercados externos, trayendo divisas, creando riqueza y empleo. Que el banano recupere su posición en los mercados más exigentes de los que alguna vez fue el mayor suministrador, en particular EE. UU. y Japón. Y que no suceda lo contrario, que las autoridades impongan trabas al sector camaronero y le corten las alas, como ha sucedido con el banano. (O)