Referirse a la reciente masacre en la Penitenciaría del Litoral cobra otra dimensión cuando se han podido ver en redes sociales los videos filmados por los reos, con un derroche macabro de saña, sangre, golpes, acuchillamientos y decapitaciones mientras se atribuyen la presunta supremacía de una narcobanda sobre otras. Prueba de que compran acceso a tecnología, internet, armas, explosivos, el control de pabellones...

Parecería que no hay vuelta atrás. ¿Cómo se rehabilita a seres deshumanizados? Porque es reflejo de deshumanización celebrar y ufanarse de dar tajos con machetes y golpes con bates a cuerpos inertes, desmembrarlos, calcinarlos, así como apilar cabezas cercenadas. Por eso es tan complicado identificar los 118 cuerpos llegados a la morgue.

La corrupción ha permitido que se llegue a este nivel desesperante y desesperanzador.

Puede que hoy se forme un equipo de personas honestas dispuestas a recibir asesoría de gente preparada en materia de control penitenciario para frenar tanto caos. Pero sería una solución temporal, vendría otro ciclo de acciones y decisiones con resultados inciertos.

Cuando se dio por terminado el convenio con la base militar estadounidense en Manta, algunos analistas previeron que lo siguiente sería la penetración en Ecuador de los carteles mexicanos de la droga. En la actualidad, los asesinatos en nuestras calles y cárceles se atribuyen a disputas de narcobandas asociadas a los carteles mexicanos. Expertos internacionales han señalado que la evolución de esta crisis requiere de acciones regionales.

Sin embargo, en México viene ocurriendo una especie de tregua al narcotráfico. El 19 de octubre del 2019, el presidente López Obrador dijo que se vio obligado a liberar al hijo del Chapo Guzmán para evitar una masacre por la violencia de los narcos. Esta semana, el Gobierno de ese país informó que da por terminado el acuerdo con Estados Unidos para el control del narcotráfico. El canciller Marcelo Ebrard declaró que los resultados de la iniciativa fueron un aumento en el consumo de drogas, la violencia y el tráfico de armas. Defendió un enfoque dirigido a “atender las causas” y usar “más inteligencia que fuerza”.

¿Dónde se produce la droga, cuáles son las rutas de exportación, a quiénes se coima en el camino para su tráfico? ¿Se puede combatir el consumo de droga? ¿A quiénes enriquece el narcotráfico? ¿Cómo ingresa ese dinero al sistema financiero para convertirse en dinero legal y abultar fortunas?

Consumir droga no es ilegal, pero comercializarla sí. Mientras más difícil sea traficarla, se pagará más por coimar y corromper a quienes están a cargo de los controles o se asesinará a quien se interponga.

Es tiempo de discutir a nivel planetario la legalización del comercio de sustancias sujetas a fiscalización. Eso haría bajar su precio y los crímenes asociados, como ocurrió con el alcohol. El dinero que se invierte en el fallido combate al narcotráfico se direccionaría a la prevención del consumo y la rehabilitación de los consumidores. Pero hay que considerar que los grandes capos no son solo aquellos a los que se les dedica series televisivas, también los hay camuflados en cargos de aparente prestigio. (O)