Son varios los casos en que esa pregunta no tiene respuesta confiable por omisiones y alteraciones, intencionadas o por error, o “por apuro”, sobre lo que debe ser la conservación de las evidencias, por lo que lo más cuestionable es que se llegue a emitir informes o a asumir decisiones en esas condiciones, para intentar silenciar demandas de investigaciones serias y honestas o la exigencia de mayor información.

Los lectores saben que, desde junio de 1981, he puntualizado el caso de la tragedia aérea del 24 de mayo de 1981, en que se estrelló el avión presidencial en Loja, causando la muerte de Jaime y Martha y sus acompañantes en ese vuelo. En 8 días se armó un informe sin las previsiones que técnica y éticamente se requerían, porque se quería concluir que fue un accidente, lo denuncié en su momento. Tardíamente se abrieron otras investigaciones, pero sobre condiciones materiales alteradas, que no eran las inmediatas a la tragedia. ¿Fue un atentado?, ¿fue un accidente?, ¿cuál la verdad?

El tercer informe sobre el asesinato del general Jorge Gabela Bueno, producido el 29 de diciembre de 2010, que el 2013 presentó el perito argentino Roberto Meza desapareció ese año, ha sido rearmado y entregado el 11 de julio de 2023. Gabela fue comandante de la Fuerza Aérea hasta abril del 2008 y salió cuestionando el proceso de compra, en ese año, de siete helicópteros Dhruv, de los que cuatro se siniestraron en poco tiempo y tres están inservibles. Evidentemente se quiso ocultar ese tercer informe. Rearmarlo fue decisión correcta. Más allá de indicios que podrían llevar a conocer a quienes fueron autores intelectuales del asesinato y de otros elementos constantes en ese informe, también debe identificarse a quienes ocultaron o encubrieron el ocultamiento del tercer informe, para establecer sus responsabilidades.

Los negocios de venta de petróleo de Petroecuador, que condujo Nilsen Arias, como gerente de Comercio Internacional, casi con pleno poder, por la confianza del presidente Correa y del vicepresidente Glas, del 2010 al 2017, en rumores eran cuestionados, por tachas de corrupción, ventas simuladas que se desviaban a terceros y otras prácticas para ilícitos flujos de dinero. Los rumores se quedaron cortos, ante la delación del propio Arias, tras aceptar su culpabilidad, en declaración firmada por él ante juez de New York, en octubre del 2022. Las ventas en condiciones ilícitas se han estimado de 948 millones de barriles, ¿Arias llevó y repartió?, ¿a quiénes?, y ¿cuánto?, esto está por verificarse.

La investigación de EL UNIVERSO sobre las multimillonarias inversiones de Arias y las de su entorno familiar y presta nombres es impresionante. Algunos lavadores de dinero hasta tendrían envidia. ¿Correa fue cabeza de la comercialización que operaba desde el despacho de Arias? Sería una imputación sin evidencia demostrable, pero el hecho cierto podría haber sido un exceso de confianza, en su gestión y en otras, aun cuando parezca ingenuo.

La protección a la corrupción puede ser porque el protector es beneficiario del engranaje, o porque el poder enceguece. (O)