En el programa Vera a su manera entrevistaron a Mónica Palencia, ministra de Gobierno e Interior. El tema más esperado era la seguridad. Palencia habló de la seguridad como problema sistémico donde los distintos frentes están siendo identificados y atacados de la manera más directa y rápida posible, dejando en claro que no hay soluciones mágicas e inmediatas y poniendo énfasis en que esta es una guerra que tenemos que pelear todos juntos.

En ese sentido, hizo un planteamiento que trasciende la urgencia y tiene que ver con una mirada a largo plazo. Habló de la necesidad de promover una cultura de la legalidad.

Cuando se habla de cultura se hace referencia a la suma de costumbres, creencias, valores, normas y expectativas de una sociedad sobre la manera de comportarse en ella, y cuando se habla de cultura de la legalidad, implica cuando los miembros de la sociedad ajustan su comportamiento a las normas y leyes vigentes porque perciben valor en ellas al establecer los mínimos de una convivencia pacífica y segura.

Eso implica, conocer las leyes y normas, y respetarlas voluntariamente, sin excepciones, porque existe la convicción de que ese es el camino para la convivencia.

En un documento publicado por la Flacso ya se hace una asociación de la importancia del desarrollo de la cultura de la legalidad en países que han padecido fenómenos muy graves de delincuencia organizada, generalmente relacionados con el narcotráfico, donde los niveles de informalidad económica, social y política fragilizan severamente la eficacia de las reglas jurídicas; se ha llegado a hablar de la generación de espacios de “narcocultura” en los que se desafían las normas y los valores oficialmente aceptados.

Varios países ya han apostado por este camino, especialmente México, donde se destaca la labor del movimiento México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) con un impacto significativo durante sus 25 años de existencia, abordando desde la educación en cultura de la legalidad hasta la incidencia en políticas públicas.

Para que exista una cultura de legalidad, se espera que la mayoría de las personas comprendan las leyes y sus derechos individuales, que acepten y estén dispuestas a seguir la ley, que rechacen un comportamiento ilícito y que las entidades gubernamentales hagan cumplir la ley.

Para esto es imprescindible la transparencia en la gestión gubernamental, cuando los ciudadanos perciben corrupción o impunidad, se erosiona la cultura de la legalidad.

No va a ser fácil, pero debemos apostar por educar y desarrollar una cultura de la legalidad, desde los espacios más cercanos como la familia hasta los más extensos como los políticos y sociales. Está claro que lograr un cambio tomará muchos años, décadas y que puede ser visto como una utopía. Eduardo Galeano dice: “La utopía está en el horizonte, yo sé muy bien que nunca la alcanzaré. Que si yo camino diez pasos, ella se alejará diez pasos. Pero la utopía sirve para eso. Para caminar”. Es necesario, y urgente, empezar a caminar hacia esa utopía. (O)