Ha cumplido su primer año de gobierno completando el periodo que debió terminar Lasso si no hubiere decretado la muerte cruzada a mediados de 2023. Ganó sin tener una verdadera opción, por la falta del candidato Villavicencio; lo hizo en su primera participación, mientras su padre, Álvaro Noboa, lo intentó tres veces sin poder conseguirlo jamás. Existe la duda de que le birlaron la Presidencia en las elecciones de 1998. Tuvieron que ver los partidos que auspiciaban la candidatura de Mahuad y poderosos banqueros que financiaron su campaña electoral.
Esta vez se enfrentará un número excesivo de 16 binomios presidenciales, el mismo número que en las elecciones de 2021. La ciudadanía no ha podido diferenciar ni profundizar, en esta ni en la anterior elección, las propuestas de tantos candidatos. Es una debilidad de nuestro Código de la Democracia, de nuestro sistema de elecciones, el tener un exceso de partidos y movimientos políticos que puedan presentar candidatos, sin mayor experiencia o verdaderos merecimientos para las distintas dignidades.
La ciudadanía está convencida de que todo es un negocio para los que participan sin mayores posibilidades y de las muy pocas tiendas políticas que controlan el país. La ventaja en estas elecciones es que la ciudadanía podrá escoger entre un grupo de desconocidos, de candidatos sin mayor trascendencia y un candidato único, Daniel Noboa Azín, a quien sí se lo ha podido observar en detalle, en el ejercicio del cargo ya más de un año. Nos han permitido tener un presidente, por un periodo de prueba de catorce meses.
Entre lo desconocido de tantos y la seguridad de alguien que ya nos es familiar y conocido por todos, después de haber sido testigos de su estilo, de lo que se propone y está resuelto a alcanzar. Los cambios que se han propuesto, comenzando por intentar derrotar al narcoterrorismo y la inseguridad instaurada por los grupos armados que extorsionan, chantajean y tienen al país sumido en una ola de violencia e intranquilidad. Solo por esta última razón, por su determinación, valentía y decisión de enfrentar la violencia y la corrupción, tenemos suficientes motivos y justificación para votar por él.
Los logros ya alcanzados en tan poco tiempo, haber revertido la penosa situación fiscal, un déficit equivalente al 5,2 % del PIB, una caja negativa de más de $ 5.000 millones que encontró al asumir el poder en 2023, el haberse puesto al día con las instituciones, $ 3.435 millones con los municipios, $ 3.022 millones con el IESS, $ 1.389 millones con los proveedores, $ 50 millones con Solca, demuestra n su seriedad y solvencia para gobernar, sobre todo en silencio, muy discreto, sin ufanarse.
Es una persona que ha demostrado ser capaz de tomar decisiones difíciles y complejas, el negarse a permitir que Glas escapara, el no pactar con nadie, ni comprometer su libertad para gobernar, buscar ágilmente soluciones a la peor crisis de suministro eléctrico, producto de la mayor sequía del último siglo, son todas duras pruebas superadas con éxito, que nos dan mucha confianza para reelegirlo. (O)