La alianza estratégica de Estados Unidos con Latinoamérica pone en el centro la reorganización de la cadena comercial a partir del impulso del desarrollo en democracia. Un binomio fundamental que garantiza la sostenibilidad de una integración económica transparente, segura y diversa hacia el crecimiento y el bienestar social de la región.
Al crear una red de voluntades recíprocas afines a los principios democráticos se abren las posibilidades para construir un diálogo comercial que promueva la integración y cooperación bilateral y regional a partir del respeto al estado de derecho, la separación de los poderes, la independencia judicial y la lucha contra la corrupción. La garantía de la democracia constituye la base de una política pública que fomenta el comercio legítimo, estable y lícito.
Una alianza que integra el desarrollo sostenible, en el que las normas comerciales y los derechos humanos constituyen estándares que reglamentan al comercio inclusivo, responsable y justo. La sostenibilidad de esta asociación estratégica exige un diseño de políticas públicas que salvaguarde e impulse condiciones óptimas y equitativas del desarrollo humano, social y económico, que active el crecimiento y reduzca la desigualdad.
La sostenibilidad de esta asociación estratégica exige un diseño de políticas públicas que salvaguarde e impulse condiciones óptimas y equitativas del desarrollo humano, social y económico, que active el crecimiento y reduzca la desigualdad.
Los recientes Memorandos de Entendimiento de Estados Unidos con Costa Rica, República Dominicana, Panamá y Ecuador focalizan la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD) a través de las cadenas de suministro, que se clasifican en cuatro categorías de participación: productos básicos, fabricación limitada, fabricación avanzada y servicios, y actividades innovadoras; categorías que intensifican la promoción de los derechos laborales, con especial énfasis en normas y protocolos de seguridad y el fortalecimiento de la estructura salarial que fomente el ahorro; la protección de la propiedad intelectual y el respeto a la naturaleza frente a la crisis climática.
De acuerdo con el BID, los países de la región se encuentran rezagados en su participación en las cadenas de suministros. “Entre 2017 y 2019, en promedio, el valor agregado extranjero en las exportaciones latinoamericanas representó el 18 % del total de envíos internacionales, mientras que en los países de Asia la tasa de participación fue de 33 % y en los países de la Unión Europea fue de 43 %”. Esta reorganización necesaria de las cadenas de suministro en la región busca fortalecer la resiliencia comercial a través de inversiones que fomenten el desarrollo de la fuerza laboral y la asistencia técnica para la competitividad del sistema productivo y de servicios. Adicionalmente, contempla abrir un diálogo con instituciones de financiamiento internacional para el desarrollo orientado a crear ecosistemas empresariales que propicien el encadenamiento comercial transfronterizo.
Una alianza funcional y operativa del desarrollo en democracia exige potenciar la gobernanza institucional de la cadena de valor Estado, sistema empresarial y sociedad civil, que responda efectivamente a las necesidades y expectativas socioeconómicas de la población, fortalezca la calidad de la democracia y dinamice la cooperación comercial intrarregional. (O)