Todos los pasos que vamos dando para ir hacia adelante, frente a los múltiples retos que nos presenta este mundo tan globalizado y competitivo son siempre buenas noticias.

Por ello aún sin tener mayores detalles de cómo se logrará la implementación de este nuevo paso, aplaudimos como una noticia tremendamente positiva para Ecuador, el retorno luego de doce largos años al Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones).

Definitivamente la salida de nuestro país de este importante marco se dio como fruto de una coyuntura ideológica regional de la cual fuimos parte, durante los años del gobierno del socialismo del siglo XXI. Luego, en el gobierno de Lenín, entre sustos e incendios no hubo tampoco la decisión política para dar este giro hacia el retorno.

Así es que con la llegada de este nuevo gobierno, vemos cómo se van dando pequeñas pero significativas señales hacia afuera de que estamos en vías de irnos organizando para aceptar los retos que conlleva ser parte de la comunidad mundial.

Para que los lectores tengan mayor claridad sobre la importancia de este convenio, diremos en sencillas palabras que se trata de un marco jurídico independiente que pone las reglas para la solución de conflictos comerciales entre Estados; o, entre Estados y corporaciones privadas. Pues la idea es que existan reglas claras, independientes y definidas para solucionar eventuales desavenencias que surgen en la complejidad de los negocios internacionales.

Obviamente se trata de brindar un entorno seguro y transparente donde exista la confianza –que es clave para este tipo de inversiones– para atreverse a tomarnos en cuenta para los planes de expansión de negocios en la región. Hasta ahora, con nuestro retiro, Ecuador lamentablemente tenía la sombra de que se pudieran manejar de maneras poco independientes sus disputas relacionadas con inversiones.

Aquí entonces hacemos una pregunta retórica: ¿Se atrevería a invertir usted en un negocio de alto riesgo donde su socio comercial será a la vez juez y parte? La respuesta es obvia.

Y es por ello, entre otras razones, que muchas corporaciones, organismos y Estados prefieren colocar sus fondos en países donde su inversión tenga reglas del juego claras que les permitan un total control de las variables y consecuencias de iniciar, ejecutar o finalizar un negocio. En otras palabras, que el negocio sea un tema de números en el presupuesto y no una caja de pandora, que termine costando más de lo que reporta.

Aplausos para esta iniciativa, y también para el mensaje positivo que envía hacia afuera. Un mensaje de que estamos dispuestos a ponernos en orden, dejarnos ayudar y tratar de ser competitivos poniendo nuestro contingente de voluntad política y empresarial.

Un mensaje de que valoramos la seguridad jurídica como herramienta para atraer inversión extranjera, que en este país se puede hacer negocios sin miedo y con las mismas reglas que en el resto del mundo.

Ojalá las buenas noticias vengan acompañadas de una ejecución impecable de parte de las otras instancias de poder que deben intervenir para cristalizar este inicio de retorno de nuestro país al idioma mundial de los negocios. (O)