El sistema de pensiones que brinda el IESS a sus afiliados se encuentra en una situación crítica, tanto su solvencia como su financiamiento. Esto no solo por los desaciertos en la conducción y administración de sus recursos, sino principalmente por cuanto sin percatarse de la realidad de su problemática, sus administradores y técnicos actuariales no consideraron que una cosa era la solvencia del programa de pensiones y otra era su liquidez, omitiendo la tasa demográfica.

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Si bien es cierto la liquidez de las reservas de los fondos de pensiones fueron desde siempre mal aprovechados con inversiones dudosas y poco rentables, además porque los gobiernos anteriores generalmente tomaban de ellos remplazándolos con bonos, como caja chica, para solventar las necesidades del tesoro nacional, generando una iliquidez que se acentuó con la omisión estatal del aporte del 40 % al fondo de pensiones, provocando una desinversión de más de 8.000 millones de dólares.

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Pero el problema, como lo ha explicado la comisión interdisciplinaria del proyecto de reforma del sistema de pensiones, radica en el aumento de la expectativa de vida de la población jubilada y por jubilar, el aumento de la informalidad laboral que permite la omisión de afiliación y de aporte; los vaivenes de la economía nacional y global que por diversos factores la han afectado, deteriorándose hasta llegar al déficit que afronta.

Propuesta para el IESS

Según el IESS, el número de afiliados pasó de 2,7 millones en 2012 a 3,2 millones en 2021; es decir, un aumento del 19 % o el equivalente a 536.812 aportantes. Sin embargo, los jubilados en el IESS aumentaron en 88 % en ese mismo periodo, al pasar de 309.811 en 2012 a 583.883 en 2021. Al producirse el anterior balance negativo, el valor que se obtenía de ocho aportantes, lo hacen cinco.

Si existe una carga anual de 6.000 millones de dólares con una contribución de aquellos afiliados que soportan este peso de tan solo 3.500 millones, no hay un futuro para el fondo de pensiones, a menos que las diferentes soluciones propuestas por la comisión brinden el soporte necesario para la continuidad del pago de las jubilaciones actuales y futuras.

Algunas de las fórmulas que plantea la comisión serán materia de arduas discusiones en el ámbito social y político, especialmente aquella que afecta a los años de aportación necesarios para jubilarse y reduciendo los máximos de las pensiones futuras. La afiliación al seguro social obligatorio por parte de profesionales e independientes y comerciantes supliría en parte la carencia actual de afiliados aportantes al fondo de pensiones.

Respetando derechos adquiridos, establece para futuros jubilados un valor de pensión promedio entre la base actual y las futuras que se establezcan. También están otros componentes que sin lugar a dudas representan algo novedoso. La separación del fondo de pensiones del sistema de salud. La entrega del fondo de cesantía hasta el momento de la jubilación, incorporando este valor como un fondo adicional de reserva a la pensión jubilar.

Las fórmulas propuestas presentadas por la comisión hasta ahora lucen posibles y, sobro todo, imprescindibles para la supervivencia del fondo de pensiones. (O)