La oscuridad por la que atravesamos en Ecuador hace recordar la alegoría de la Caverna de Platón (380 a. C.) que explora la naturaleza del conocimiento, la percepción y la verdad, sugiriendo que la mayoría de las personas viven una especie de oscuridad o ignorancia, limitadas por sus sentidos y percepciones. El hombre, liberado de las cadenas de la oscuridad, sale de la cueva, recibe la luz solar y percibe la naturaleza.

La historia universal del conocimiento es variada en cuanto a iluminar la noche y oscuridad. El hombre por siglos recurrió al fuego de las antorchas y velas. En el siglo XVIII, Benjamín Franklin (1752) realizó el experimento de la “cometa” demostrando que los rayos de una tormenta son una forma de electricidad. En el siglo XIX, Alejandro Volta (1800) inventó la batería; Faraday (1831) descubrió la inducción electromagnética; Thomas Edison (1879) perfeccionó la primera bombilla incandescente y en 1882 estableció la primera central eléctrica; Tesla (1893) desarrolló la corriente eléctrica alterna y la distribución a grandes distancias, esto contribuyó a la construcción de la central hidroeléctrica de las cataratas del Niágara (1895).

Durante el siglo XX se desarrolló la energía hidroeléctrica, térmica, solar, eólica, nuclear y geotérmica. Este siglo XXI, el desarrollo e investigación sigue, es importante para el bienestar humano y desarrollo industrial. Los países responsables recurren a varias fuentes de energía y, para no depender de una sola, gestionan eficientemente los procesos de producción, transmisión, distribución y comercialización a través de empresas privadas, públicas o mixtas.

En nuestro país, la gestión de la energía eléctrica es pública e ineficiente, debido al modelo socialista de la Constitución del 2008, que establece para los sectores estratégicos, servicios y empresas públicas lo siguiente: “Art. 313. El Estado se reserva el derecho de administrar, regular, controlar y gestionar los sectores estratégicos… Art. 314. El Estado será responsable de la provisión de los servicios públicos de agua potable y de riego, energía eléctrica…”. Estos artículos nos encadenan dentro de la oscura Caverna de Platón, a pesar de que conocemos las fuentes de energía eléctrica a disposición en el mundo.

En resumen, nuestro Estado tiene la responsabilidad de dar energía eléctrica. El Poder Ejecutivo hace esfuerzos por destrabar las cadenas; sin embargo, el Poder Legislativo y sindicatos son obstáculos. Se escucha a algunos asambleístas gesticular y gritar, sin lógica, su oposición a que el sector privado genere electricidad, otros aceptarían la inversión privada sin garantizar el pago y varios son inicuos e interesados; la mayor parte pertenece al mismo grupo pseudosocialista y sus aliados.

¿Dónde nos ubicamos en la siguiente metáfora? Los países navegan con energía eléctrica, los poderosos a bordo de barcos, los de mediano poder en yates y los menos fuertes en lanchas. También, hay países que sobreviven en balsas o nadan con todas sus fuerzas entre la oscuridad, la luz del sol y de la luna y una escasa corriente eléctrica, con un norte incierto.

¡Salgamos de la oscuridad y de la cueva! (O)