El expresidente del Perú Alberto Fujimori, de ascendencia japonesa, falleció el 11 de septiembre del presente año, a los 86 años.
Su archienemigo Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, había muerto en la cárcel en la misma fecha y a la misma edad, pero tres años antes. El tenebroso asesor de Fujimori, Vladimiro Montesinos, los sobrevive en la cárcel.
Faltaban algunos meses para las elecciones presidenciales de 1990 y Fujimori creó el movimiento Cambio 90 con la aspiración limitada de llegar a ser senador. En un debate preelectoral al que asistieron los cuatro candidatos favoritos –uno de cuales fue Mario Vargas Llosa– Fujimori no fue invitado, pues poca gente lo conocía. Pocos meses después salió electo presidente del Perú. Durante sus primeros años se consiguieron dos objetivos que parecían inalcanzables.
El primero fue detener la inflación, pues el año anterior, 1989, la inflación anual había llegado a 7.000 %. El programa de estabilización fue draconiano pero eficaz. En 1995 la inflación ya había cedido a un 15 % anual. El segundo objetivo fue derrotar a Sendero Luminoso y capturar a Abimael Guzmán en 1993, también un 11 de septiembre. Como si estos eventos no fueran lo suficientemente sustanciales, Fujimori disolvió el congreso en 1992 y abandonó el orden constitucional por el resto de su década en el poder. En paralelo a esto hubo una serie de reformas sectoriales exitosas que son dignas de mención.
En 1994 hubo una transformación en las telecomunicaciones. Era la época de los teléfonos fijos y la instalación de una línea costaba $ 3.000 (actuales) en el mercado negro, y había que esperar casi diez años para que fuera instalada. Fujimori concesionó la compañía estatal de teléfonos a la Telefónica de España por cinco años y a un precio tan alto que favoreció notablemente la balanza de pagos. Pero los más beneficiados fueron los ciudadanos de a pie. El mismo año de la concesión el precio de cada teléfono bajó a $ 800 y en 1997 a $ 400. El tiempo de espera se redujo de diez años a tres meses.
La otra reforma fundamental fue en la importación de alimentos. Los permisos de importación por parte del Ministerio de Agricultura fueron eliminados y reemplazados con el sistema de franja de precios, que consiste en la aplicación de aranceles flexibles para proteger la producción nacional. Cualquier persona puede importar alimentos siempre y cuando pague el arancel que sirve como precio de sustentación a los productos domésticos. El sistema se ha venido aplicando desde 1991 hasta la fecha y la palabra “desabastecimiento” ha desaparecido del léxico peruano.
Sin embargo, a pesar de estos logros –dentro de los cuales se incluye la firma de la paz con el Ecuador en 1998– los honores de jefe de Estado que recibió Fujimori en sus funerales son injustificados. Lo que sucedió en la segunda parte de su mandato fue incalificable. La población entera fue testigo del alto nivel de corrupción, del endiosamiento de la figura política de Fujimori, del control de todos los poderes, del desprecio por la alternancia en el poder y de la aparición de escuadrones de la muerte. (O)