Un guirigay político, jurídico, institucional. Todo un embrollo, una confusión, un enredo imposible de explicar. A cualquier jurista, por más experto en la materia, debe resultarle muy difícil hacer comprender cómo es que este país tiene un presidente y dos vicepresidentes, uno en funciones y otro trasladándose eventualmente a Turquía, o en su defecto, en goce de vacaciones, esperando la llamen a ejercer la vacancia de la Presidencia, dado que intentó hacerlo por su cuenta, pero al final no le resultó.
Cómo se puede entender que este país, que no tiene suficiente energía eléctrica para trabajar y producir normalmente, debe cortar el suministro de electricidad a sus industrias, incluyendo las de mayor tamaño, empleo y producción, mientras se decreta un feriado forzoso de cinco días a toda la población. Se privilegian el ocio, el despilfarro, las fiestas, la algarabía, los cientos de miles, tal vez millones de dólares que se desperdician todos esos días en explosivos, cohetes, monigotes, que se queman, enferman y causan accidentes a cientos de personas, o nerviosismo y malestar a miles que solo pretenden gozar de un fin de año tranquilo y civilizado.
Disputan una Función sin funciones
Todos interpretan las leyes a su manera, cada uno quiere imponer su criterio para su propio beneficio. Todos quieren simplemente aprovechar el caos y la confusión reinante. Comenzando con la propia vicepresidenta Verónica Abad en complicidad con las tiendas políticas que la respaldan; juntos intentaron dar un golpe de Estado y posicionarla apresuradamente en la Presidencia. Ella no tuvo reparo en autoincriminarse, anunciando incluso el momento que asumiría el mandato. A los perpetradores del delito les faltó valor y afortunadamente se arrepintieron, caso contrario hubieran causado una grave conmoción, un enfrentamiento vano de ciudadanos, una eventual guerra civil.
Mientras, el país tardaba en enterarse y comprender lo que había sucedido con cuatro jóvenes de Las Malvinas desaparecidos luego en la población de Taura, donde la patrulla militar los liberó ilesos la noche del 8 de diciembre. Existe la versión de una llamada telefónica pidiendo auxilio luego de su liberación. Más tarde, aparecen los cadáveres atribuidos a estos mismos desaparecidos, aunque algunos padres se niegan a aceptar su muerte o identificación.
Quién puede asegurar conocer la verdad, nadie todavía. Los partidos políticos de oposición, en medio de la actual campaña electoral, pretenden responsabilizar al Gobierno y dañar la buena imagen y prestigio de las Fuerzas Armadas, que intentan desde enero pasado protegernos y combatir a las fuerzas del terrorismo y narcotráfico que nos asedian e intranquilizan desde varios años atrás.
Hacemos votos para que se corrijan los vacíos legales para no repetir la situación actual. Finalmente, la opinión pública tendrá que juzgar y decidir. Espero no le dé la razón a la posición inconsecuente de la señora Abad, quien debiera aceptar las funciones que le ha delegado el señor presidente o renunciar; jamás conspirar. El veredicto final lo tendremos del soberano en las próximas elecciones del 9 de febrero. (O)