La democracia en el Ecuador ha estado asediada por al menos cinco amenazas que se pueden identificar claramente, siendo estas: a) imposiciones autoritarias desde los poderes del Estado, b) corrupción en prácticamente todas las esferas de la sociedad, c) una débil representación política de la oposición y cuando se fortalece, un bajo nivel de competitividad, d) ineficiencia gubernamental y e) crimen organizado.

Los orígenes de esta situación se encuentran en una transición a la democracia centrada en reformas electorales, pero con pocas mejoras en términos de eficiencia institucional. Los gobiernos que se han sucedido desde el año 2000 se han caracterizado por su falta de interés en mejorar las relaciones entre los sectores económicos y políticos y la desestructuración de los mecanismos sociales de integración, sobre todo en el ámbito educativo y laboral. Se podría pensar que en las primeras décadas del siglo XX el Ecuador avanzaría en la consolidación de la democracia, pero los indicadores muestran que esto ha sido un proceso inacabado y con riesgos de involución.

La libertad como osadía

Acercarnos a la verdad

En la instauración del socialismo del siglo 21 en el año 2007 el Ecuador manifestó un desasosiego en el manejo político de las tendencias de derecha y centro derecha, debido a la ineficiencia de los servicios estatales y la corrupción. Algunas de las empresas que daban servicios a la comunidad eran privadas, pero estaban bajo un marco regulatorio poco conveniente para la sociedad, lo que implica que un grupo familiar de poder manejaba las riendas del Estado. Entonces, pasamos a un modelo socialista del siglo 21 que prometía la instauración de la sociedad como patrono de los bienes y voluntades, inclusive de sus gobernantes, no obstante, la realidad no cambió demasiado y ahora era un nuevo grupo de poder que ya no era regido por un legado familiar. Tomó las riendas del país. Este nuevo grupo económico manejó las empresas públicas e inclusive las leyes que normaban las contrataciones a empresas privadas por todo este periodo.

Llevábamos hasta el 2017 una vuelta completa en la sinusoide económica, en donde muchos indicadores empezaron a ser maquillados y no mostrados realmente. Este fue uno de los peores legados que nos dejó el socialismo, pues el desempleo ya no se vería como desempleo, sino como empleo no adecuado, subempleo, empleo parcial y muchas maneras más de llamar a un desempleado que no podía generar el dinero suficiente para su grupo familiar. Luego se inicia una nueva vuelta al sinusoide hacia un gobierno de extrema derecha, que resultó igual de ineficaz, pero mantuvo sus niveles de corrupción en el país. Este hecho, junto al desgaste de la estructura social potencializó los 5 puntos indicados al inicio de esta columna, y como consecuencia directa fragmentó la evolución social del pueblo hacia su bienestar mediante la representación política. La consecuencia son niños y adolescentes que en vez de soñar con un país mejor, lleno de oportunidades, repleto de escuelas, colegios y ciencia, tienen como meta incluirse dentro de las mafias existentes para llegar a ser un jefe criminal o un capo. (O)