Todos los impuestos lo son en cierta manera, cuando se vuelven excesivos, se duplican o los crean sorpresivamente, con efecto retroactivo como algunos de los decretados hace pocos meses. O mintiendo al país como este último del ISD, que se lo quiere hacer aparecer como una reducción, cuando en realidad es la creación de un nuevo impuesto.

El Decreto 458 disminuye el ISD al 2,5 %, pero el costo realmente aumenta, dado que hoy está vigente el 5 %, pero se lo recuperaba totalmente mediante crédito tributario. En la práctica se incrementa el valor a pagar por dicho impuesto, lo que representará un costo adicional para los importadores, ya que no los podrán deducir o recuperar en forma alguna.

Mientras todos los países compiten para atraer inversiones y capitales, en el Ecuador se grava y se dificulta su libre circulación. El impuesto ISD debe desaparecer por completo, el gobierno debe eliminarlo y favorecer el ingreso de divisas y capitales, sea cual sea su origen o motivación. Pueden ser nuevas inversiones, préstamos del extranjero o salida de divisas para repagar esos préstamos, sus intereses o dividendos para retribuir las inversiones realizadas, todo debe estar exento, libre de todo gravamen.

El Ecuador necesita ser atractivo para los inversionistas, para los bancos extranjeros y para los ahorristas que prefieren tener ahora sus capitales en el exterior. Requerimos ser un país que ofrezca condiciones similares a los demás, que ofrecen no gravar con impuestos al ingresar o egresar sus divisas, tampoco por las rentas que obtengan mientras permanecen invertidos en su localidad. Eso los hace ser o convertirse en paraísos fiscales. El Ecuador puede ser uno más, liberar de tantas regulaciones y limitaciones a los capitales que vengan o regresen al país.

La Cámara de Comercio de Guayaquil señala “el ISD altera los precios, encarece la producción y ahuyenta la inversión; genera una serie de distorsiones económicas que afectan a todos los actores productivos y en última instancia, a los consumidores. De mecanismo de control pasó a ser la herramienta de recaudación, creado en 2008 con la finalidad específica de desincentivar la salida de capitales, su tarifa inicial fue de 0,5 % exceptuando expresamente los pagos por mercancías de importación. Dieciséis años más tarde, este tributo ha sufrido profundos cambios, llegando incluso a gravar importaciones de bienes, cuyos pagos no necesariamente se realizan desde el Ecuador, con lo cual el ISD ha perdido completamente su objetivo original y se ha transformado en una carga impositiva perversa, que extrae más de mil millones de dólares anuales del sector privado”.

El ISD, impuesto a la salida de divisas, siempre fue un contrasentido y se advirtió que era inconveniente por ser verdaderamente una afectación y un obstáculo a la libre circulación de divisas. El comunicado de la CCG termina diciendo: “En definitiva, este impuesto perverso para la economía debe ser eliminado si queremos impulsar el desarrollo del país”. Ojalá esta recomendación sea debidamente acogida por las autoridades pertinentes. (O)