El presidente Daniel Noboa ha presentado en la Asamblea Nacional un proyecto de ley a fin de tener recursos para enfrentar el conflicto armado interno y la grave crisis social y económica que atravesamos. Para ello, propone reformar el artículo 65 de la Ley de Régimen Tributario Interno, estableciendo que la tarifa del impuesto al valor agregado (IVA) suba del 12 % al 15 %.

Pensando, posiblemente, más políticamente que en la realidad nacional, porque el incremento de tributos resta votos de la masa popular, en el Legislativo ya se alzaron las voces de oposición a la propuesta del Ejecutivo, -excepto de las de su bancada, cuyos votos no son suficientes-, y sugieren medidas alternativas, considerando, además, que no se debe financiar con esta alza la deuda a los GAD, aludiendo, entre otros, que esto traería graves consecuencias, como afectación a la economía y que se propiciaría la evasión fiscal.

Además, según publica este Diario, en su edición del 16 de este mes, “la bancada de la Revolución Ciudadana planteará un incremento de dos puntos a la salida de divisas que permitirá recaudar alrededor de $ 600 millones; gravar con un impuesto a los consumos especiales como el licor y las bebidas azucaradas; exigir un pago de hasta el 2 % a las grandes fortunas del país, así como rever lo que hace un mes se aprobó como es la condonación de intereses, multas y recargos del impuesto a la renta a los grandes capitales. Con todas estas medidas que se proponen como alternativa al incremento del IVA se podrían recaudar unos $ 5.000 millones”.

Mientras, el Ejecutivo estima que se requieren unos mil millones de dólares para enfrentar el principal problema que vive el Ecuador: la inseguridad y la violencia que ha colocado al país como uno de los más peligrosos del planeta, donde nadie quiere venir, menos vivir. Esto significa un mayor desequilibrio de las finanzas fiscales, que afecta a la prestación de todos los servicios estatales y la desinversión de propios y extraños, que ahonda el hueco en la economía del país, la quiebra de grandes, medianos y pequeños negocios, mientras los extorsionadores de toda índole y monto continúan afectando a los habitantes, con secuestros y asesinatos; y, los presos siguen mandando desde las cárceles, sembrando el terror por todas partes, convirtiendo al país en un sitio de guerra, donde nadie vive en paz.

¿Qué economía puede desarrollarse en tales condiciones? Hasta los niños se están perjudicando con esta crisis social, porque se dan amenazas en las clases virtuales. Nadie sabe si va a volver vivo a su casa. Quienes dejan sus moradas lo hacen porque de otro modo no pueden alimentar a su familia. Y esta difícil, dolorosa y angustiosa situación no puede prolongarse, necesita una medida, aunque dura -esperamos que sea temporal-, para erradicar lo que muchos, en tantos años, ni siquiera lo intentaron: poner coto al narcotráfico, a la inseguridad y a la violencia. Y tiene que ser inmediata, no podemos esperar. La criminalidad nos acecha.

El presidente, quien nos está dando muestras de que con valentía, frontalidad y decisión cuando se quiere se puede, tiene el apoyo de la gran mayoría del pueblo ecuatoriano. ¡Queremos paz, no importa el costo! (O)