El creciente declive de la producción y de las reservas petroleras y de gas natural de los últimos años, además del mal estado y muy baja eficiencia de la refinería de Esmeraldas, han sido hasta ahora las principales causas de la crisis petrolera del país, pero con el reciente desplome del precio del petróleo que solo en los últimos días ha caído en $ 10 por barril, y $ 20 desde el comienzo del año, está tornando la crisis en una verdadera debacle económica del sector hidrocarburífero, principalmente el gubernamental.

Los ingresos netos estatales del sector han venido cayendo drásticamente en los últimos cinco años , llegando a solo alrededor de $ 1800 millones en el 2024. Este año, de persistir la situación actual, podrían caer a un valor negativo, con las obvias graves consecuencias a la economía ecuatoriana.

La gran pregunta

El país tiene enormes dificultades para enfrentar este gran reto, debido a la falta de las gigantescas inversiones necesarias para revertir la tendencia negativa referida. Lo que se debe principalmente a la mala imagen del país ante los grandes inversores ausentes y a la deficiente elaboración de proyectos relevantes y de gran escala que podrían atraer a empresas que podrían ayudar a resolver el problema.

Pero a pesar de todos los problemas mencionados, sí creo que existen esperanzas de revertir estos enormes retos, porque existe aún un alto potencial petrolero y de gas natural en el Oriente y en la costa marina, pero para eso será indispensable elaborar con ayuda de probados expertos internacionales lo que llamaría un plan estratégico integral de recuperación hidrocarburífera (Peirh) a largo plazo, que incluya: exploración y producción petrolera, transporte, refinación y desarrollo de gas natural. El plan debe incluir no solo las oportunidades o portafolio de proyectos como hasta ahora se ha hecho sin éxitos, sino también proponer términos competitivos para estas propuestas y medidas específicas para fortalecer la seguridad jurídica del país, principalmente para evitar cambios unilaterales a los contratos que es la mayor causa de la mala imagen del país, lo que hasta ahora ha sido el mayor obstáculo a las inversiones y que continuará siéndolo si no se toman acciones valientes y efectivas para blindar futuras inversiones.

Aranceles: la historia continúa

Pero vale indicar que aun con los cambios mencionados, no se verán resultados significativos en menos de cuatro años, por lo que me permito presentar tres ideas que podrían ayudar a generar mayor producción en corto tiempo:

Primero, moratoria del ITT por cinco años, lo que evitaría la caída de la producción hasta en 45.000 barriles por día. Segundo, negociación de mutuo acuerdo con las empresas privadas y las de servicios integrados, que manejan directa o indirectamente alrededor del 60 % de la producción del país, para redirigir o aumentar las inversiones requeridas para aumentar su producción con los necesarios incentivos. Y tercero, licitación a la brevedad posible con empresas que ya han realizado estudios del gas del golfo para acelerar la revitalización de Amistad y la exploración del área.

El actual Gobierno ya no podrá postergar más los cambios urgentes requeridos. (O)