A partir del mes de julio y luego de más de un año desde que se inició el confinamiento por el SARS-CoV-2, más de 455.000 personas del sector público y privado que estaban realizando teletrabajo se deben preparar para el retorno parcial a la presencialidad. Con esto, y con la vuelta escalonada y simultánea de los colegios, escuelas y universidades se inicia otra etapa del regreso a la denominada nueva normalidad.

Aunque esta decisión es fundamental para impulsar el desarrollo económico y financiero del país, no se deben olvidar algunas premisas que serán parte fundamental para evitar una nueva propagación del COVID-19. Dichas premisas son la vacunación de al menos el 80 % de la población y el acatar las normas de bioseguridad como lo son la mascarilla, el distanciamiento y el aforo permitido.

No obstante, debo expresar mi preocupación por una cuestión básica que debe ser parte integral de la nueva normalidad y que hace referencia al rediseño arquitectónico de los locales comerciales, oficinas y restaurantes que serán frecuentados por las personas.

Esto, orientado a mejorar los sistemas de ventilación y de recirculación de aire, permitiendo de esta manera y como lo muestran diversos estudios de distintas universidades a nivel mundial, reducir hasta cerca del 3 % la probabilidad de contagio del virus.

Tareas simples como el abrir más ventanas y canales para que circule el aire, se hacen esenciales hoy día al no disponer de herramientas que verifiquen el aforo real de los locales y al no disponer de personas que hagan respetarlo estrictamente.

Aunque el teletrabajo y las clases virtuales lleguen a su fin, nos dejan aprendizajes importantes que los debemos conservar para lograr evolucionar en el ámbito laboral y educativo. Por ejemplo, referente a lo laboral nos queda de lección de que no se debe asistir presencialmente a toda reunión, o que no debemos desplazarnos fuera de la provincia, ciudad o sitio de trabajo para realizar ciertas actividades de la empresa.

Esto implica sin lugar a duda una reducción en los gastos de viáticos, movilización y egresos del Estado en lo que respecta a la movilidad de los servidores públicos. A la vez de ser un alivio económico, aumenta el tiempo de respuesta a los problemas que se abordan y por ende se logra una mayor eficiencia en las actividades laborales.

En el ámbito educativo, la lección que nos queda es la importancia del aprender en línea y de manera virtual, sobre todo para las universidades. Podemos expandir los conocimientos para la apertura de maestrías, doctorados, diplomados y cursos virtuales en provincias en donde antes no existían por ejemplo maestrías técnicas, y que las personas que vivían en dichas provincias debían desplazarse hasta la capital u otra ciudad para poder cursarlas.

Estos aspectos relevantes en los temas mencionados nos permitirán iniciar una cultura diferente, pues con el tiempo aprenderemos a extrapolar los servicios virtuales como parte de una solución para los problemas del mercado nacional e internacional, permitiéndonos expandir los emprendimientos hacia nuevas oportunidades de ventas con mayores prestaciones. (O)