El IESS ha soplado 52 velas. Con un decreto expedido por el entonces jefe supremo José María Velasco Ibarra, la llamada Caja de Pensiones, que había nacido en el gobierno de Isidro Ayora y que había incorporado el seguro de enfermedad durante la dictadura de Federico Páez, se transformó en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Lamentablemente, hoy el IESS no es lo que tenía en mente Velasco, ni Páez, ni mucho menos Ayora. La poca liquidez del fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), el diseño del sistema que presenta déficits, así como la dificultad del fisco en cumplir con el aporte del 40 % son los principales problemas que enfrenta el IESS y que generarán dificultades en el futuro cercano. Según Augusto De la Torre, el IVM estaba hasta abril del 2020 en $ 7.200 millones, pero es poco líquido. El 52 % de esas reservas está en préstamos hipotecarios, que no pueden hacerse líquidos a corto plazo. También hay un 22 % en bonos del Gobierno. Este tipo de activos no se pueden hacer líquidos de manera ágil.
Frente a este escenario, las soluciones evidentes son: 1) Un sistema mixto que permita al trabajador elegir entre un esquema de seguridad social público o uno privado. 2) Un sistema de capitalización privado administrado por varias compañías de seguros que compiten entre sí, las cuales están legalmente obligadas a pagarle al trabajador lo prometido, cuando se lo prometieron.
... nada garantiza que los mismos que boicotearon el cambio de sistema en 1995, no lo hagan nuevamente.
El presidente Sixto Durán-Ballén en el año 1995 consultó en un referéndum la posibilidad de incorporar en la Constitución la elección del trabajador entre un sistema público o uno privado. Ganó el NO, pero se atribuye esta negativa a cierta oposición, que tornó el referéndum contra Durán-Ballén y no contra la propuesta en sí, metiendo miedo respecto a sus ahorros jubilares. Quedaron demostrados los intereses políticos por encima de los sociales.
El problema respecto al fondo de IVM es imperioso, el tiempo apremia y el sistema no resiste un referéndum y todo el tiempo que eso implica. Además, nada garantiza que los mismos que boicotearon el cambio de sistema en 1995, no lo hagan nuevamente.
Estos son algunos de los cambios inminentes: 1) el 40 % de aporte del fisco al IESS para pensiones, considerando que los afiliados son personas ‘privilegiadas’ respecto a los no afiliados, dado que estos últimos no cuentan con los beneficios. Por lo expuesto, este aporte es regresivo. 2) La edad de jubilación para que sea más acorde a la esperanza de vida actual y no a la de la época de Ayora. 3) La jubilación patronal, considerando lo distorsivo que se vuelve para el talento, por su costo. Resultado: se van los mejores, se quedan… no necesariamente los que tienen más experiencia. 4) El valor de la pensión. La pensión máxima en Ecuador es tres veces el salario medio de un ecuatoriano. Para el cálculo de la pensión se toman en cuenta los cinco mejores años del afiliado. En otros países se hace un promedio de diez a quince años, o incluso de todos los años de aportación.
El sistema necesita cambios. Y seguramente, ni Ayora, ni Páez, ni Velasco previeron este escenario. Hoy las reformas al IESS, sobre todo en temas de IVM, son urgentes. (O)