La Asamblea trata la reforma tributaria, veremos cómo sale… pero hay que pensar ya en la siguiente etapa: reforma laboral. Hay rumores de que el Gobierno no la enviaría por falta de potencial apoyo, esperemos sean rumores falsos.
Partamos de un hecho básico: la mejor “política social” es el empleo. Tener un ingreso permite a la gente atender necesidades básicas, caminar en educación o salud, y además crecer en autoestima.
Preguntémonos entonces ¿por qué se generan empleos? La razón es simple: creando o creciendo los negocios. El objetivo del empresario no es el empleo, sino el desarrollo de su negocio, y eso implica necesidad de empleos (más en una economía de baja intensidad tecnológica). ¿Qué tipo? Evidentemente en relación a la naturaleza del negocio. Uno pequeño y de baja productividad solo ofrece empleos de baja calidad (menos tiempo, sueldos bajos, inestabilidad porque el propio negocio es inestable). Uno con más potencial y productividad ofrecerá mejores empleos e ingresos. Pero en ningún caso, contrariamente a la absurda retórica que se vendió en el correísmo, el objetivo del empresario es despedir empleados. Que en ciertas circunstancias deba hacerlo es evidente: cuando el negocio va mal o cambia (hay una inevitable movilidad de empresas, empresarios y trabajadores) o cuando el empleado no cumple el empleo (hay malos empleados igual que malos empresarios, malos médicos o panaderos).
¿Cómo se crean empleos? Una primera premisa es la confianza en el presente y/o futuro crecimiento económico. Si hay perspectivas de mayor actividad económica general, hay incentivo para crear o crecer las empresas, invertir y generar empleos. Por eso es indispensable plantearnos un entorno que permita crecer al 5 % anual, no el magro 3 % que se pronostica para estos años. ¿Por qué 5 %? Es la única manera de que el empleo crezca alrededor del 3 - 3,5 % (la relación entre crecimiento y empleo no es 1 a 1, sino menos: si un restaurante tiene 10 % más de clientes, no necesita 10 % más de empleados). Y ese 3 - 3,5% permite dar empleo a los nuevos entrantes al mercado y mejorar las condiciones de los ya presentes.
¿Y la reforma laboral en todo esto? Muy simple: además de verse estimulado por el crecimiento del entorno, el empresario también se hace la pregunta (así es en la vida real): ¿qué tan complicado es contratar un trabajador, mantenerlo o cambiarlo si es necesario? La respuesta en Ecuador es (también lo sabemos): muy complicado, excesivamente costoso, riesgoso, inflexible. La propuesta laboral del Gobierno no modifica temas como el salario básico, los décimos, el
15 % o las 40 horas, sino elementos del entorno que permitan una mejor relación entre empresarios y trabajadores.
¿Hay regresión de derechos? No, hay adaptación de las relaciones laborales al mundo real. ¿Se debe como prioridad proteger la inflexibilidad y complicación de los empleos actuales? No, porque hay mucha gente sin empleo o empleos demasiado malos. ¿Qué agregar en la ley? Un buen sistema de capacitación que permita transitar mejor entre empleos… La ley es para que empresarios razonables respondan de manera positiva las dudas ¿qué tan complicado es crear empleos en Ecuador?, ¿cómo aprovechamos mejor tantas oportunidades potenciales? (O)