Robándole unos minutos a los sueños, compré un muñeco que representa mi año viejo y me he propuesto extraer de él todos sus órganos y vísceras, especialmente el cerebro y el hígado, para dejar un espacio que permita, en su lugar, almacenar todo lo bueno que deseo, desde el fondo de mi corazón, para el planeta, y, muy particularmente, para nuestro amado país.

Una vez retirados los cohetes, tumbacasas, petardos y más objetos pirotécnicos que están en su interior, con el fin de evitar el ruido ensordecedor que su explosión provoca, –que afecta también a los animales–, así como la contaminación ambiental que produce trastornos respiratorios, y, eventualmente, tragedias por la pérdida de vidas o partes del cuerpo de quienes manipulan estos elementos, empezaré por sacar también todo lo que queremos que se lleve el viento.

Ruina moral y resurgimiento

Enumeraré lo más importante: la corrupción, especialmente del sector público y de los poderes del Estado, el narcotráfico y microtráfico, las mentirosas ofertas de los candidatos y de los políticos de turno, las extorsiones en las instituciones públicas, que impiden que los trámites se realicen con normalidad mientras no se accede a entregar los elevados porcentajes dinerarios que solicitan; la lacra de las denominadas “vacunas”, que se han generalizado en todo el país, con sus nefastas consecuencias de secuestro, sicariato, asesinatos y homicidios; el COVID y sus pestes aliadas, la drogadicción, el alcoholismo, la vagancia, el engaño, el robo, las estafas, la violencia intrafamiliar, el hambre, la inseguridad ciudadana, la inseguridad jurídica y la inseguridad social, el desempleo, el peculado, la falta de atención médica, la escasez de medicamentos, la injusticia, la criminalidad en las cárceles; y, a nivel planetario, la guerra entre Rusia y Ucrania y la de Israel y Hamás, que amenazan también atentar contra la paz mundial.

Un propósito

En su lugar, voy a poner, con la esperanza de que mejoremos nuestro proceder, lo siguiente: honradez, bondad, tolerancia y comprensión hacia los demás; principios y valores éticos, convivencia pacífica, mujeres felices, libres de violencia y de maltratos, niños educados en valores, con amor y respeto, jóvenes que quieran a su patria y se preparen para gobernar sin la voracidad de llenarse los bolsillos en el peor crimen que se puede cometer contra los que menos tienen, solicitando, al mismo tiempo, al señor presidente que comience por eliminar a los burócratas corruptos que impiden el progreso del país. Están en todas partes, en hospitales y ministerios.

Que vuelva la inocencia a los infantes, la moral, la urbanidad, la lógica, la ética y cívica a las aulas, para, con ellas, construir un mundo mejor.

Que recuperemos el hogar, la familia. No más niños ni jóvenes desamparados, no más migrantes que dejan su tierra y sus más próximos por ir en búsqueda de la pesadilla americana; no más femicidios, no más miseria, y que todos luchemos juntos por un Ecuador próspero. Con todo ello haré, entonces, mi muñeco de año nuevo, simbolizando un futuro libre de lacras y lleno de esperanzas.

¿Estarían ustedes, amables lectores, dispuestos a comprar mi año viejo?

Que el 2024 les depare mucha felicidad, sobre todo buena salud y abundancia en paz y amor. (O)