El segundo semestre del año presenta signos adversos a las exportaciones ecuatorianas. La sostenida apreciación del dólar y la alta inflación vigente en las economías de los países clientes sugiere revisar a la baja nuestras proyecciones de crecimiento exportador. Especialmente, si la subida de tasas de interés en estos países –medida ineludible por la alta inflación– podría enfriar sus economías, disminuir el crecimiento y con ello la capacidad de compra de sus habitantes. ¿Existen vías para conservar el crecimiento de nuestras exportaciones? ¿Cuáles son?

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Ante los riesgos anotados y la posible baja de precios de nuestros productos de exportación, es urgente trabajar en el financiamiento del capital de trabajo, la gestión de inventarios a lo largo de la cadena de suministros y la mejora continua de eficiencias en la producción exportable. En cuanto a financiamiento de capital de trabajo, se deben articular soluciones financieras que otorguen liquidez sobre inventarios de productos terminados para exportación de baja perecibilidad (maderas, alimentos congelados o enlatados, etc.). Esto permitirá aplazar exportaciones ante un escenario de precios deprimidos, comprar tiempo para una exhaustiva gestión de ventas, etc. Sería ideal si se reformare urgentemente la ley para que tales inventarios puedan estructurarse en documentos fiduciarios. De esta manera, se daría mayor liquidez al mejor precio de la misma para el exportador.

Por otra parte, dada la creciente trazabilidad en las cadenas de suministro de los productos de exportación, se debe moderar a la baja las programaciones de producción, en aquellos productos en los cuales esta opción es posible. Esto contribuirá a disminuir el nivel de riesgo comercial de los actores de la cadena, especialmente de los más vulnerables. Esta programación debe realizar con base en una revisión de expectativas con los clientes de nuestros exportadores, para programar desde el mercado las necesidades futuras de abastecimiento.

Adicionalmente, por irracional que parezca, en momentos como éste es cuando más se valora a los países dolarizados como destino de inversiones. Más allá de los niveles en que se encuentra el riesgo país de Ecuador, existen inversionistas privados, institucionales y/o fondos de inversión que los representan, que en estos días deben mirar al Ecuador con mayor interés que antes. Esta es una oportunidad nuestros exportadores deben aprovechar para construir cuanto antes alternativas para compartir riesgos, oxigenar las finanzas de los accionistas y/o procurar fuentes nuevas para el financiamiento de capital de trabajo planteado anteriormente. Finalmente y en todos los casos, a seguir trabajando en ahorros de costos y gastos de procesos y productos; pues a menor costo unitario, menor exposición al riesgo de pérdida comercial.

Que esta vez las condiciones adversas aquí comentadas no hagan mella en el crecimiento de nuestras exportaciones. Que sepamos construir soluciones para minimizar la exposición al riesgo comercial al que están expuestas. Que este sea un frente de exitosa cooperación público-privada. (O)