Paul von Hindenburg, mariscal de Prusia, afirmaba que prestar atención a pequeños detalles, como los botones de una chaqueta, podía revelar mucho sobre el manejo de responsabilidades mayores. De esta observación surgió el adagio “Para muestra, basta un botón”, sugiriendo que un ejemplo puede ser suficiente para inferir la totalidad de lo que queda por descubrir. Es como si al ver uno, efectivamente se vieran todos.

Hacia la eficiencia energética

La parálisis energética

El sector eléctrico público ilustra claramente lo que se conoce como una falta de capacidad de gestión. Esta capacidad es la habilidad para lograr los resultados previstos, haciendo que las cosas sucedan al emplear de manera óptima los recursos financieros, tecnológicos, materiales y humanos. En el sector público existen trampas mencionadas en la literatura en administración que reducen o anulan esta capacidad. Algunas de ellas son:

- Opacidad estratégica: sin una dirección clara o metas definidas, se posponen decisiones e inversiones cruciales, priorizando los resultados a corto plazo. Se eligen soluciones inmediatas que no son estructurales ni duraderas.

- Incompetencia: los cargos no siempre son ocupados por personas idóneas que cumplan con los perfiles requeridos. No se aprecian incentivos que favorezcan la efectividad.

- Conformidad: líderes que siguen prácticas sin cuestionarlas, tomando decisiones que responden a intereses alejados de la técnica y competitividad. Carecen de determinación para impulsar reales transformaciones.

- Maraña burocrática: el exceso de normas y procedimientos paraliza la acción. Se crea un entorno donde parece que todo está diseñado para que nada suceda, generando activismo sin propósito.

- Pseudotrabajo: tareas que parecen importantes, pero no contribuyen a los objetivos reales, distrayendo recursos y atención de los asuntos verdaderamente relevantes.

El ministro encargado de Energía ha demostrado un excelente desempeño en corto tiempo. Sin embargo, las causas profundas, los incentivos que producen estas trampas siguen latentes, como la centralización, la política y la corrupción.

Los apagones podrían marcar un antes y un después si estamos dispuestos a implementar formas innovadoras para abordar la problemática energética, aprovechando la capacidad de gestión, la autogeneración de energías diversas, la inversión y/o procesos de delegación al sector empresarial privado en toda la cadena de valor del sector eléctrico: generación, transmisión, distribución. Este último seguro lo hará bien por ser el doliente de no tener garantizado un abastecimiento confiable de energía.

Aplicando el mismo adagio, un botón que muestra un camino de solución fue la resolución 001/2020 del Ministerio de Energía, que permitió a empresas del sector acuícola planificar y ejecutar sus proyectos de electrificación con sus propios recursos.

Es el momento de aplicar una nueva mentalidad, partiendo de considerar en serio lo que dijo en algún momento el expresidente de Estados Unidos Ronald Reagan: “El Gobierno no es la solución a nuestro problema; el Gobierno es el problema”. Y ver entonces que el monopolio estatal es la raíz del problema. (O)