La flamante ministra de Energía constató que no hay ninguna gestión en marcha para incrementar la generación eléctrica durante el estiaje amazónico. La llamada de las autoridades salientes a empresas que presenten ofertas para suministrar gas a la central TermoMachala no tuvo eco. La estrategia es por lo pronto bajar la demanda: que las empresas consuman menos y someter a apagones a usuarios residenciales. Si el estiaje se mantiene en la Amazonía ecuatoriana y en las regiones donde Colombia tiene sus plantas hidroeléctricas, tendremos apagones de octubre a marzo. Todo un semestre a media luz.

Sector industrial propone reducir demanda de electricidad de algunas empresas en diciembre para tener efecto similar a la autogeneración

Se trata de una crisis anunciada. En mayo 1 de 2022 en esta columna lo advertimos: “Corremos el riesgo de apagones, mientras que la electricidad nos sale cara por tener que pagar la ineficiencia y corrupción”, y luego nuestro artículo de mayo 7 de este año lo titulamos “¿Tendremos apagones en octubre?”.

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Este año está perdido y hay que trabajar a toda máquina para evitar que el semestre a media luz se repita a partir del próximo octubre. Para empezar, no vender energía a Colombia hasta el último minuto y recibir el estiaje con los embalses vacíos. Contratar plantas eléctricas flotantes para el próximo año y resolver con tiempo lo del permiso ambiental. Permitir que los privados inviertan para autoabastecerse e incluso vendan al sistema interconectado; no obligarlos a que entreguen al sistema lo que autogeneran y luego sufran racionamientos.

(...) abastecen cuando hay abundantes lluvias en la Amazonía, pero no bastan de octubre a marzo.

Otro frente es resolver los problemas con las hidroeléctricas: las del correato casi todas evidencian fallas: Coca-Codo Sinclair tiene miles de fisuras que siguen reproduciéndose por la mala calidad del material utilizado en su construcción y el deslizamiento de las riberas del río Coca aguas arriba de la central amenaza la captación de agua de la represa. De la central Sopladora en el río Paute se ha debido sacar de operación una turbina porque en su montaje se utilizaron tuercas de inferior calidad que se rompen. Estas hidroeléctricas abastecen cuando hay abundantes lluvias en la Amazonía, de abril a septiembre, pero no bastan de octubre a marzo.

Coca Codo Sinclair alcanza récord de generación pese a estiajes informa Celec

En la Costa, donde las lluvias son precisamente de octubre a marzo, no hay suficientes centrales hidroeléctricas y la Toachi-Pilatón, cuya construcción se contrató en 2010, aún no termina de construirse y ya requiere reparación.

Las centrales a diésel en la Costa están obsoletas y además averiadas por falta de mantenimiento. Tienen que reemplazarse, pero con unidades a gas. En primer lugar, en El Oro. El correato hostilizó a la compañía que producía gas del campo Amistad y generaba electricidad en TermoMachala. EDC se fue y con Petroecuador la producción se desplomó. TermoMachala genera a una fracción de su capacidad por falta de gas, que tampoco se puede importar porque la central no tiene una terminal. Hay que montar junto a TermoMachala las otras unidades que se compraron y nunca instalaron, y construir una terminal para importar y exportar gas. Concesionar la búsqueda de gas en todo el golfo de Guayaquil, no solo en Amistad. Montar plantas en Monteverde, que cuenta con un muelle para importar gas.

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Para el más largo plazo están las centrales solares y eólicas ya autorizadas y hay que poner en marcha los proyectos hidroeléctricos Cardenillo y Santiago. (O)