Las preguntas enviadas por el presidente para una nueva consulta popular a la Corte Constitucional demuestran que todavía no se ha puesto como prioridad el crecimiento de la economía. De las cuatro preguntas enviadas esta semana, solo una tiene un impacto económico, limitado al sector turismo. Muchos piensan que no se puede crecer ni atraer inversiones por el problema de seguridad, que primero hay que resolver eso antes de poder abordar el estancamiento. Pero el deterioro de las finanzas públicas no espera a la lenta evolución de nuestras instituciones responsables de la justicia y cada vez hay menos recursos, incluso para alimentar esa evolución.
Para los Gobiernos es fácil desviar la atención hacia chivos expiatorios: una Asamblea opositora al Gobierno, una pandemia, una crisis de seguridad, una Corte Constitucional que obstaculiza los planes del Gobierno, jueces, fiscales y policías vendidos o amenazados, la Constitución de Montecristi, etc. Pero la realidad es que todos nos enfrentamos a un mundo en el que controlamos muy pocas variables y, aun así, muchos logran salir adelante.
Hay muchos cambios que se pueden hacer desde Carondelet, sobre todo este año, en que ha gozado de una mayoría en la Asamblea. También hay vientos de cola, siendo ahora Ecuador uno de los principales aliados de EE. UU. en Sudamérica. Pero parece que nada de eso se quiere aprovechar para realizar reformas estructurales que desaten el crecimiento de la economía. El correísmo dejó enquistado un modelo económico que sus sucesores en Carondelet poco han hecho para desmontar. Los ecuatorianos llevamos una década con un crecimiento promedio del ingreso per cápita de apenas 0,33 % (2014-2023).
Ya son más de siete años postergando las reformas económicas, bajo el supuesto argumento de que primero había que abordar las reformas políticas. El decidir postergar las reformas económicas ha derivado en que el sector público sigue consumiendo una porción importante de los fondos prestables en la economía, desviando así crédito del sector productivo. Además, la postergación de reformas nos asegura que continuaremos aumentando impuestos, por lo que los inversores seguirán prefiriendo llevar sus capitales a otros destinos.
El Gobierno parece carecer de un plan para crecer aceleradamente y de manera sostenida. Si recapacita respecto de sus prioridades, podría considerar los cinco ejes propuestos por el Foro Libertad y Prosperidad del IEEP: (1) reducción del tamaño del Estado para poder disminuir la carga tributaria, (2) reforma laboral, (3) reforma de la seguridad social, (4) la internacionalización del sistema financiero y continuar con (5) la apertura comercial que se inició en 2017.
De estos cinco ejes, solo en el quinto hemos visto avances importantes desde la última administración de Correa con la firma del TLC con la Unión Europea, avances que luego no fueron revertidos sino profundizados por las siguientes administraciones, particularmente la de Guillermo Lasso, que negoció en tiempo récord muchos de los acuerdos comerciales que han entrado en vigor durante el gobierno de Noboa.
Para empezar, el presidente podría proponer a la Asamblea la internacionalización del sistema financiero, siendo esta la reforma que menos oposición política tendría. (O)