Se habla, en sentido peyorativo, de la existencia de una “clase política” que sería la culpable de muchos males. Como si realmente existiera. ¿Quiénes son sus miembros, qué bienes o riqueza material tienen, cómo instruyen a sus partidarios? ¿Qué partidos forman parte de ella? Tal vez, no existe porque hay escasez de partidos políticos bien estructurados, con doctrina, o siquiera una ideología, con organizaciones permanentes y una disciplina que garantice la concepción y aplicación de planes de gobierno.
Hemos tenido algunos movimientos que no llegaron a permanecer en el tiempo, como ocurrió con el velasquismo y la Concentración de Fuerzas Populares. Fueron activos e influyentes, pero se desvanecieron con la muerte de sus fundadores. Como los casos de Velasco Ibarra y Assad Bucaram, quien se apropió del que, a su turno, arrebató al Dr. Mendoza Avilés y luego aprovechado por Abdalá, que le cambió el nombre para beneficiarse del carisma de Jaime Roldós.
Hay que mencionar por lo menos al Partido Liberal de Eloy Alfaro, al Partido Comunista, al Social Cristiano de Camilo Ponce y León Febres-Cordero. Esos sí eran partidos. Organizados, con fuertes estructuras que no se agotaron con una presidencia. Creo que un modelo es el Partido Comunista. Tiene una doctrina cuya base filosófica es el materialismo dialéctico, una propuesta para llegar al poder mediante la lucha de clases y la revolución sangrienta que expropie a los capitalistas los medios de producción, para imponer la dictadura del proletariado y construir una sociedad sin clases, la de las “mañanas que cantan”. Se realizó en Rusia con la Revolución Bolchevique, se amplió al este de Europa para formar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Duró siete décadas hasta que se hundió por los errores de sus dirigentes, que abusaron del poder y no supieron enfrentar los desafíos y avances del cambiante mundo de finales del siglo pasado.
El liberalismo gobernó el Ecuador hasta los años treinta del siglo XX. Fue derrotado por la extraordinaria elocuencia de de José María Velasco Ibarra, cinco veces presidente. Este sucumbió también por los actos de los “enloquecidos por el dinero” que denunció el epigramático Carlos Julio Arosemena Monroy.
Pero de su entraña más ilustrada surgió Camilo Ponce Enríquez, quien fundó el Partido Social Cristiano, basado en la doctrina social de la Iglesia. Ponce tenía una sólida cultura política y filosófica. Era un orador elegante con bien timbrada voz. Fue muy honesto, constructor serio. A él le debemos el Puerto Marítimo de Guayaquil, las obras portuarias de Manta y un ejemplar manejo de la economía.
Necesitamos partidos políticos bien organizados, con doctrinas basadas en principios filosóficos y estructuras de mando definidas, con planes de gobierno para ser explicados al pueblo en forma permanente y no solo grupillos audaces que se organizan para las elecciones y ver si pescan algo. Si hubiera varios, se podría hablar de una clase política a la que pedir cuentas.
Extra: Señores CNT, muchas familias estamos sin línea en casa, ya hace varias semanas. El departamento técnico no da fechas... Xtrim no atiende. (O)