Las largas filas que se forman, incluso desde el amanecer, para comprar más barato son la tónica de estos días: tras el Black Friday viene el fin de semana, que para algunos negocios es la última oportunidad del año de recuperarse.

Un 2024 que empezó con un ataque de los grupos de delincuencia organizada que llevó al Gobierno a declarar un conflicto armado interno en el país y aumentar el impuesto que se paga en las compras, la reducción de subsidios a la gasolina, los apagones han marcado a las empresas y a los hogares, que son los que venden y los que compran. Y este es su momento.

Por eso los locales abren antes, por eso los clientes madrugan y esperan en fila durante horas hasta para pagar en caja. Es tan importante esta fecha que un almacén de electrodomésticos vende unos $ 24.000 en un fin de semana normal, que incluye el viernes, y para este fin de semana de ofertas espera llegar al menos a $ 70.000. A nivel general, la Cámara de Comercio de Guayaquil estima que el consumo de estos días moverá $ 801 millones y esa cantidad implica $ 100 millones más de la facturación del resto de fines de semana.

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Para los consumidores la ganancia es llevar arroz, aceite o televisores a precios económicos. Los que cazan las mejores ofertas ya tienen años de experiencia y con anticipación comparan precios para que el beneficio sea real. Hacer que el dinero rinda más ha sido un desafío apremiante en muchos hogares, a tal punto de que las deudas, además de la inseguridad y la falta de energía eléctrica, han sido los principales motivos por los que aumentan casos de depresión y ansiedad en Guayaquil. La Unidad de Bienestar Emocional municipal reportó solo en octubre 2.427 atenciones psicológicas relacionadas con depresión y ansiedad debido a asuntos vinculados con los apagones.

Detrás de esas filas, congestión en las calles y centros comerciales y de un tráfico pesado hay muchas razones, crisis generales y particulares y necesidades que son válidas, y que al final mueven la economía. (O)