Los jóvenes deportistas de Ecuador, que están brillando en el exterior, son una motivación y símbolo de que hay esperanzas. Sus acciones y declaraciones hablan de sus valores, tanto como de sus triunfos.
Katty Hurtado, la madre de Michael Morales, el peleador ecuatoriano en artes marciales mixtas que ocupa el puesto siete en el ranking de peso wélter de la UFC, relató a este Diario que su hijo ganó su primer encuentro cuando tenía 15 años, con lo que obtuvo $ 50 y los usó para comprar un pollo asado y víveres para la familia que estaba en un muy mal momento económico, además de un par de zapatos de lona útiles a su entrenamiento. Hoy que su carrera rinde frutos en el exterior acaba de regalarle un auto.
A través de ella se conoce que el deportista de 26 años no descuida a sus abuelos y hermanos.
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El pasado 21 de julio, cuando Moisés Caicedo fue condecorado por la Asamblea Nacional luego de convertirse en el primer ecuatoriano en conquistar el Mundial de Clubes de la FIFA con el Chelsea, dijo que aspira a ser el mejor de los ejemplos para los chicos que lo siguen. Habló de no olvidar sus raíces y la humildad. En la misma línea se ha pronunciado Willian Pacho, el primer ecuatoriano en ganar la Champions League con el Paris Saint-Germain F. C. A sus 23 años es el esmeraldeño sinónimo de sacrificio, dedicación y sencillez.
El deporte puede convertirse en puntal del tejido social, tan necesario en momentos de crisis.
Visibilizar a jóvenes que más allá de sus triunfos se muestran honestos, sencillos, luchadores, humanos... es una evidencia de que los valores son tan importantes como la disciplina. Haber pasado momentos difíciles no daña a una persona bien formada y el deporte es parte de la formación. Si los gobiernos, nacional y locales, se dan a la tarea de respaldar distintos deportes habrá esperanza de ver más chicos como Michael, el Niño Moi, Pacho u otros que han traídos medallas y alegrías y de que Ecuador retome la paz y, por qué no, más glorias. (O)