El domingo, la visita de los reyes de España, Felipe y Letizia, a Paiporta, en Valencia, llenó de videos e información los medios de comunicación del mundo, además de las redes sociales. La angustia de los pobladores se tornó violenta, con piedras, lodo y gritos a la cara de la pareja real.
Pero los reyes no fueron los únicos en recibir la descarga. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente regional valenciano, Carlos Mazón, tuvieron igual recibimiento, aunque las reacciones de las autoridades fueron distintas ante quienes sufren tras las intensas lluvias desencadenadas por el fenómeno meteorológico DANA, que asoló a la región y causó centenares de muertos.
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Los presidentes fueron sacados del sitio cuando les lanzaban lodo y piedras; los reyes se quedaron. Según los relatos y videos, Felipe pidió no ser protegido por los paraguas y Letizia calmaba los reclamos por falta de maquinaria y atención con empatía: habló, lloró y abrazó a algunos de los presentes.
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Las inundaciones han destruido puentes, arrasado casas, cubierto de lodo a poblaciones enteras que quedaron sin agua para consumir, sin energía eléctrica, sin vías y con víctimas mortales y desaparecidos que son buscados en los escombros utilizando las manos o lo que sirva para remover los desechos. El rescate era lento y la ayuda escasa pese a la solidaridad ciudadana, por la imposibilidad de traslado.
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Es justificada la indignación apuntalada en el dolor que, sin embargo, se torna peligrosa. La empatía de los reyes logró contener la ira el domingo, la acción de las autoridades políticas las juzgará su población. Hoy es importante la respuesta que, sin tener gestión política, Felipe y Letizia deben empujar del Gobierno.
Las tragedias nos recuerdan los acuerdos
La gente les dio su confianza al escucharlos y ellos se la ganaron al quedarse. Su compromiso es enorme en medio de la devastación. Sánchez y Mazón no pudieron con la indignación popular, les queda entonces demostrar que pueden ser capaces de atender a un pueblo en ruinas, pero valiente. (O)