En la zona del Pacífico central se vienen monitoreando y analizando indicadores para prever el impacto que puede llegar a tener el fenómeno de El Niño, que suele durar entre 12 y 16 meses. Su fuerza dependerá de qué tanto suba la temperatura del agua del océano y de cómo puede llegar a acoplarse con la siguiente temporada de lluvias.

Esto último se refiere a la temporada que empieza en diciembre y se extiende hasta inicios de mayo, la cual podría unirse a El Niño, que comenzaría en el segundo semestre de este 2023, aún sin fecha o intensidad bien definidas.

El Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar) indicó que se va a aprobar un indicador que servirá para establecer varios niveles de alerta y esa información pase a la Secretaría de Riesgos, para que esta a su vez informe a los tomadores de decisiones para implementar las medidas requeridas ante los eventos.

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El fenómeno de El Niño causará temperaturas más altas, fuertes precipitaciones y sequías en diferentes partes del mundo, según la Organización Meteorológica Mundial. África, Asia y Oceanía también se verían afectados. Ya en países del Sudeste Asiático se han alcanzado nuevos récords de temperatura alta.

Se prevé que el fenómeno de El Niño comience este verano con altas temperaturas

¿Qué diferencias existen entre el fenómeno de El Niño y el fenómeno de La Niña?

Analistas hablan de la posibilidad de que esta vez el fenómeno sea de igual o más intensidad que cuando afectó a Ecuador en 1982-83 y 1997-98, y el solo recordar lo que causó a poblaciones, vías, industrias, economía y más aristas de la vida de un país vuelve urgente que autoridades políticas, grupos empresariales, academia y grupos de la sociedad civil se unan en tareas de prevención. Es mejor que haya planes de contingencia que permitan paliar cualquier situación. Esta vez no llega de sorpresa porque hay alertas y análisis de especialistas.

¿Apagones en octubre?

La intención no es causar miedo, es ser proactivo ante un episodio que podría sumar grandes inconvenientes a un país que ya sufre de problemas sociales, económicos, políticos, cuya resolución no está a la vista, y que podrían agravarse por el embate de la naturaleza. (O)