El 16 de mayo pasado en Punta de Piedra, un poblado rural del golfo de Guayaquil, se inauguró su primera unidad educativa. La deserción escolar registrada antes de esto en la zona es del 90 %, según cifras de la Coordinación Zonal 8 de Educación.

Un artículo publicado en diario El País de España, este 4 de mayo, da cuenta de que el plantel escolar fue construido por los comuneros. No obstante, en la inauguración se destacó el apoyo del Ministerio de Educación para levantar la infraestructura. La empresa privada aportó con material de construcción, lúdico y pedagógico, de acuerdo con una publicación de The Social Project Foundation.

‘No tenía $ 7 diarios para el pasaje en lancha y no los mandaba a la escuela’: Punta de Piedra, en el golfo de Guayaquil, tiene su primer plantel

Es gratificante que la empresa privada se una a la pública para contribuir al desarrollo también en materia de educación.

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El beneficiar a niños de las comunidades rurales es una obra de inmensa valía para la reducción de la brecha urbano-rural.

Proveer de oportunidades al sector rural no solo contribuye a evitar la deserción escolar, sino que es un paso hacia la reconstrucción del tejido social del que tanto se habla en medio de la lucha contra la delincuencia y da herramientas de progreso para detener la migración interna.

Con 1.700 alumnos, el colegio Teniente Hugo Ortiz vuelve a ser administrado por las Fuerzas Armadas

El gobierno de Guillermo Lasso prometió reabrir mil escuelas rurales en cuatro años, pero este régimen terminó por efecto de la muerte cruzada un año y medio antes de que termine el periodo para el que fue elegido. La ambiciosa meta no se alcanzó, pero Daniel Noboa ha continuado con el trabajo de reapertura de escuelas rurales: el 17 de abril pasado se anunció la inauguración de siete en Manabí.

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Es de suma importancia que la educación se convierta en una política prioritaria para los gobiernos, no solo dotando a todos los sectores de infraestructura adecuada, sino de personal calificado y programas educativos acordes a la realidad.

La economía, el progreso y la seguridad se sostienen en una educación de calidad y no deja expuestos a los más vulnerables a grupos ilícitos que ven en la falta de oportunidades un terreno fácil para extender sus tentáculos. (O)