El 13 de junio pasado, la Alcaldía de Guayaquil anunciaba haber socializado con residentes de la ciudadela Los Ceibos detalles técnicos de la nueva solución vial que se construirá en la intersección de las avenidas del Bombero y Leopoldo Carrera. Sin embargo, hay incomodidad por las alteraciones en la circulación por el proceso. Adicionalmente, se habla de congestionamiento en otros puntos, más allá de los pasos elevados proyectados.

Es clave que el cabildo continúe dando información a los habitantes de las zonas donde se desarrolla la intervención, pero también que los ciudadanos estén prestos a escuchar. No es nuevo que las obras viales, particularmente, generan inconvenientes, y por ello en la planificación estos deben minimizarse en lo posible.

El tiempo de ejecución tiene que establecerse de acuerdo a las necesidades de la construcción, sin excederse porque la prioridad es el bien común.

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Si las obras son molestia de hoy y beneficio para mañana, como decía un antiguo alcalde de Guayaquil, la comunidad las valorará. Y para que pueda hacerlo, el diálogo y la claridad en la información son necesarios.

Lo prioritario es que haya transparencia en materia de beneficio para la ciudad sin que se contamine el debate con intereses políticos o particulares.

Para la solución vial que se inicia este mes se prevé una inversión que supera los 15,4 millones de dólares, financiada parcialmente con recursos de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. Con esos recursos es normal que la ciudadanía aspire a una real mejora para la movilidad en el sector de la vía a la costa.

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La Agencia de Tránsito Municipal anunció un plan con presencia de agentes, patrullas y otros vehículos de apoyo, así como desvíos para aliviar los problemas. Este debe estar diseñado de manera prolija para que, junto con la acción informativa del cabildo y en la confianza de una obra planificada en detalle, se causen los menores inconvenientes y la solución vial sea efectiva. (O)