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Países escandalizados por denuncias de actos de corrupción no pueden minimizarlos.
Las políticas de Estado prevalecen sobre cualquier circunstancia, mientras que las de gobierno cambian según las necesidades coyunturales.
El papa Francisco dice del aborto: “¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema?, ¿es lícito alquilar a un sicario que la elimine?".
Con pacto o sin este los sumisos asambleístas de un alto dirigente líder cacique con los del “maligno”, vienen boicoteando la labor del gobierno de Lasso.
Pareciera que ciertos comercios o negocios quieren que el Estado o gobierno pague lo que les corresponde tributar por las actividades que desarrollan.
Falta un plan nacional de ética y transparencia para prevenir, investigar, sancionar y recuperar los recursos robados.
Tenemos un par de ministros que fueron presentados con honores, pero dejan mucho que desear. En en plano de la educación, no se ha hecho reforma significativa.
El exvicepresidente dice que la consulta popular que impulsa el régimen no es lo que se necesita para superar la inseguridad y la crisis de institucionalidad.
Las limitaciones al poder son reales y deben ser respetadas por los gobiernos en una democracia liberal.
Hay que atender a la sociedad y curarnos desde dentro, desde nosotros mismos, donde incubamos las injusticias.
La violencia no terminó la semana pasada. Sigue viva en las cárceles, en las calles y en las familias de todo el país.
Se ve que vivimos en otro país. Un país donde la corrupción, el crimen y el narcotráfico ya forman parte del ADN de buena parte de nuestra clase política.
El déficit se lo pretende cubrir con más deuda con el IESS y préstamos de multilaterales. Pero quedan $ 600 millones sin financista, y habría que colocar bonos.
La guerra actual es terriblemente compleja y no tenemos hoy poder nacional, pues no se ha unificado la nación en torno a un propósito.
Es de esperar que el ciudadano de bien repudie el accionar de los oportunistas políticos.
El Gobierno sacrifica conducir el país por la senda de desarrollo que nos ofreció y por el que votamos.
La responsabilidad legal e histórica del presidente es enorme. No se trata de sobrevivir, sino de trascender.
Toda transformación política ambiciosa conlleva una modificación sustancial que afecta seriamente el sistema de vida de todos los gobernados.
A veces, el entendimiento humano de lo que acontece carece de similitud de estructura con lo que ocurre realmente, es decir, de la cosa en sí misma.
A largo plazo, la única forma de superar esta percepción de riesgo es logrando un acuerdo fiscal entre las principales fuerzas políticas.