El largometraje No robarás (a menos que sea necesario), de la cineasta ecuatoriana Viviana Cordero y que ya está en cartelera nacional, se estrenó la noche del pasado miércoles con gran acogida y expectativa.

Al estreno de la película asistió la mayoría de los jóvenes actores que brillaron con luz propia en la cinta, en la cual la trama gira en torno a una muchacha de bajos recursos económicos que se inclina por robar para mantener a tres hermanos menores y sacar de la cárcel a su madre.

Con la presentación de No robarás, Cordero suma su cuarto filme a su trayectoria. Esta producción, incluso, ganó el concurso en el Consejo Nacional de Cine.

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Gracias al profesionalismo de los jóvenes protagonistas se muestra en el largometraje algunos problemas sociales como el consumo de estupefacientes, la violencia familiar, el abuso físico y emocional a una mujer, las fallas del sistema judicial y también el lenguaje soez para comunicarse por parte de los grupos juveniles.

Vanessa Alvario, la protagonista principal, interpreta a Lucía, una joven de 16 años de edad que deja de lado las inquietudes propias de la adolescencia para responsabilizarse de sus hermanos, luego de que su madre fuera encarcelada tras ser acusada de intento de asesinato por defenderse de su agresor: su conviviente, que en estado de embriaguez la golpeaba frente a sus hijos.

Producir la película costó 150 mil dólares, según los presentadores del estreno de la película. Cordero explicó que realizar este trabajo le dejó más satisfacciones que lamentos.

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No robarás se grabó en 29 días luego de tres años de sueño, recordó con nostalgia Cordero. “En muchos momentos flaqueé. No me imaginé que llegaría el día”, indicó tranquila la directora que agradeció una y otra vez a su familia e hijos por esa tolerancia presentada, pues en lugar de comida en la mesa del comedor había papeles, reveló la realizadora.

La mayoría de los jóvenes actores debutó ante las cámaras y no fue tarea fácil encontrarlos, según Cordero, porque se trataba de buscar actores profesionales de 14 a 17 años.

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La cinta se rodó en diferentes sectores: Cumbayá (valle nororiental de la capital) y en Quito en la González Suárez, El Inca y los exteriores de la cárcel de mujeres (norte). La música que marcó el rodaje fue punk, cuyas canciones se crearon exclusivamente para el largometraje.

No son músicos profesionales, sin embargo, para las escenas todos los actores que formaban parte de la banda interpretaron en vivo y, a raíz de la película, empezaron a crear en este campo artístico.