Su pasión siempre ha sido una. Incluso cuando empezó con buen futuro en el mundo de la actuación, a finales de la década de los ochenta, no se intimidó. Siguió su sueño: la música.

El tiempo y sus varios premios Grammy le dieron la razón. Hoy, Diego Torres es uno de los cantautores latinoamericanos de mayor proyección.

El artista argentino visita Guayaquil luego de casi tres años para ofrecer un show en el Centro de Convenciones de Guayaquil. “Es una gran alegría. La última vez que vinimos fue hace mucho tiempo ya. Ojalá la gente disfrute tanto de nuestra visita como nosotros”, acotó.

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El intérprete de Color Esperanza regresa en una nueva faceta, la de padre, pues hace cuatro meses nació su primogénita. “El eje cambia. Tu vida deja de girar en torno a vos mismo, para hacerlo en función de otra persona. (Mi hija) Nina fue un regalo de la vida. No recuerdo cómo era la vida antes de que ella naciera”, comentó.

Asimismo, agregó que convertirse en padre no lo ha alejado de su trabajo, pero el llegar a casa a ver a su pequeña: “me llena de paz, me completa y me hace feliz”.

Torres lanzó su primer disco en 1992. “Pasaron 20 años, uno crece y cambia. El primer disco tiene el sello de Diego Torres como así también el último. La esencia no se modifica. Sin duda que hay crecimiento en la voz, en las canciones y en los ritmos. Digamos que cada disco marca el estado y la curiosidad que fui teniendo”, agregó.

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Añadió que de todos sus trabajos, guarda un especial cariño por el MTV Unplugged (2004), el cual disfrutó por ser en vivo. Cada vez que inicia un show busca que la gente lo disfrute, pues ese es el objetivo principal. A él también le encanta subir al escenario y conectarse con la banda y el público, ser partícipe de ese “ida y vuelta”, que es su clave para pasarla bien. El artista comentó que tiene previsto lanzar un nuevo disco el próximo año.