No conocen de fronteras. A las dos especies de delfines de río registradas en Ecuador, los rosados (Inia geoffrensis) y los grises (Sotalia fluviatilis), se las ve revoloteando en las aguas del río Putumayo, ya sea del lado colombiano o ecuatoriano. Ambas viven en los ecosistemas acuáticos de la selva amazónica que incluye bosques inundables y afluentes, como los de la reserva de Producción de Fauna Cuyabeno, entre las provincias de Sucumbíos y Orellana.

Conocer los movimientos migratorios y el comportamiento de estas especies es el objetivo de la investigación que realizan científicos de la ONG ambientalista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y sus socios en la región. La idea es rastrear los delfines con tecnología satelital a través de la instalación de pequeños transmisores que proporcionarán estos nuevos conocimientos.

Desde diciembre pasado se han colocado los denominados tags satelitales en 11 especímenes de Colombia, Brasil y Bolivia, que están dentro del sistema fluvial del Amazonas, el más grande del mundo que comparten también Ecuador, Perú, Venezuela, Guyana, Surinam y la dependencia Guayana Francesa en Sudamérica.

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Delfines amazónicos amenazados

El biólogo de WWF, Jorge Rivas, explica que se sabe poco sobre la población y el hábitat de estas especies. Los delfines amazónicos están en la categoría de “Datos Insuficientes” a nivel regional en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que cataloga el estado de conservación de diversos animales.

Sin embargo, en Ecuador están en la categoría de especies amenazadas porque hay pocas poblaciones. Las actividades extractivas como la explotación petrolera y la falta de sistemas sanitarios adecuados para tratar las aguas servidas de las zonas urbanas de la Amazonía están entre las principales amenazas del hábitat.

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“Los delfines amazónicos son importantes depredadores. Comen peces, moluscos, crustáceos, por tanto están en la cadena superior de la alimentación. Son indicadores de la salud de los ríos amazónicos. Cuando estos están muy contaminados hay pocos delfines porque son muy sensibles, por eso son importantes como un bioindicador de la salud de los ecosistemas”, dice Rivas.

A ello se suma la industria turística en la zona del Cuyabeno y del Yasuní, donde van turistas para observarlos. “Los delfines migran, buscan alimento por los ríos. La idea es saber qué tanto se mueven. Ecuador es el límite occidental de la distribución de estas especies de río”, explica el especialista.

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En el país hay también delfines en los ríos de la cuenca baja del Pastaza y del Santiago, en la provincia de Morona Santiago, es decir, en el norte y centro sur del Oriente.

Investigación sobre movimientos de delfines

Los primeros resultados de la investigación de WWF y sus socios estarán listos a finales de este mes. Rivas afirma que con los datos se busca crear una Estrategia Regional de Conservación que complemente la información existente para los tomadores de decisiones. “Se sabe que los delfines migran por los ríos entre Perú, Colombia y Ecuador, pero no se sabe muy bien cuánto se mueven, cuáles son las épocas de migración, información valiosa que aportará este estudio”, agrega.

Otra amenaza para estas y otras especies acuáticas, como el manatí amazónico (Trichechus inunguis), la nutria gigante (Pteronura brasiliensis) y la nutria neotropical (Lontra longicaudis), es la pesca con dinamita que se realiza en ciertas comunidades, indica Rivas.

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Fernando Trujillo de la Fundación Omacha y quien dirigió junto a WWF la expedición en Colombia afirma que “el proyecto de registro es fundamental porque generará información que permitirá a los gobiernos de toda la región destinar recursos para proteger a los delfines y sus hábitats”. (I)