¿Cuántos años han pasado para que Aucas se presente como el equipo más opcionado para disputar con Barcelona, la final del campeonato nacional 2022? ¿Cuántas generaciones de hinchas añejos del ‘Papá Aucas’ han soñado con este inédito momento? ¿Cuántos viajaron al más allá sin haber disfrutado estas instancias estelares en ese largo recorrido? Aspectos de esta nostalgia reprimida las confiesa el arquero titular de los auquistas, Hernán Galíndez, al contar esto: “El otro día me crucé a un señor que tendría unos 80 años, se puso a llorar y me dijo: Tengo miedo de morirme y no ver al Aucas campeón”. Muchos ejemplos anecdóticos parecidos se repiten en estos días de las definiciones.

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Muchos harán el periplo para desfilar al lugar donde la Virgencita de El Quinche, en el santuario que está bajo su advocación, para rogarle el milagro de ver campeón al ídolo del pueblo, a cambio de los sacrificios más impensados. Aucas ha tenido una vida de alegrías y tristezas, y creería que esa afición indeclinable por esta divisa nació y creció por obra y gracia de ese cúmulo de tribulaciones que ha vivido en sus 77 años de existencia.

El doctor Ramiro Montenegro no solo ha sido dirigente deportivo del equipo de sus amores. También escribió una importante obra a la que denominó Historia de Aucas. Es un extenso recorrido literario, donde abundan los testimonios cronológicos que enriquecen los tres tomos de la colección. La primera parte, enfocada a lo sucedido entre 1945 y 1962, la califica como la época del esplendor y gloria. La de 1963 a 1990, la era de la penumbra y crisis; y el tercer tomo es para Montenegro, el del tiempo de la recuperación institucional de Aucas. Seguramente tendrá que escribir uno más dedicado al 2022.

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Sea cual sea el resultado de la final, deportivamente es el mejor año de Aucas por el hecho de haber clasificado por primera vez a la Copa Libertadores y estar a un paso de ganar su primer campeonato nacional, si demuestra su superioridad al enfrentarse nada menos que al Barcelona. Celebro como el que más que Ramiro Montenegro, médico de profesión, le haya dedicado su tiempo para recolectar y transmitir en libros sus emociones sobre el equipo de fútbol de su máxima querencia.

Hoy el Aucas vive su momento de mayor expectativa en sus 77 años de vida institucional. Muy lejanos quedaron las seis coronas en la era amateur y las dos de fútbol profesional de AFNA. Han transcurrido 60 años desde que ganó su último campeonato interandino de fútbol profesional, organizado por AFNA. Desde ese 1962 se esfumó el protagonismo en los torneos que participó Aucas. Quedaban su historia, sus colores tradicionales amarillo y rojo.

Su fundación fue inspiración en 1945 de un holandés llamado Marius Hulswit -gerente de The Shell Company en Ecuador-, quien luego se convirtió en el primer presidente del club. Su escudo es la reconocida concha marina de la compañía Shell y luego, en 1954, incorporó la figura que representa a la comunidad indígena Waorani, que también se lo denominaba Aucas. Se cuenta que en las primeras épocas los auquistas eran el equipo que sostenía la economía de AFNA y que por esa razón se lo comenzó a llamar el Papá Aucas. Uno de los problemas de su vida institucional surge cuando la compañía Shell abandonó el país porque la explotación petrolera había fracasado en el Oriente ecuatoriano.

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Aucas se convirtió, de a poco, en ese fenómeno social que solo es posible con los ídolos. Afirman los seguidores y estudiosos de la historia del club que Aucas es un equipo que se enraizó profundamente en el corazón de la gente quiteña. También que creó una rivalidad deportiva con Liga de Quito que se denominó el superclásico capitalino y la rivalidad creció por diferencias entre un club solvente, rico, y su contendor, el Aucas, equipo mimado por los pobres.

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En 1973 en el denominado Clásico de la Neblina, Aucas y Liga jugaban en segunda categoría. El día había amanecido lluvioso, pero llamó la atención que desde muy temprano extensas filas de aficionados pugnaban por asistir al partido. El estadio se repletó y más de 20.000 personas se quedaron sin conseguir boleto. Hubo incidentes causados por los hinchas postergados que trataron de derribar las puertas. El juego, de máxima intensidad en sus acciones, fue suspendido varias veces por la densa neblina. Liga ganó 3-1. Quedó patentado que era el clásico de la capital. Fue tan impresionante la concurrencia que el municipio de Quito lo declaró al partido ‘Patrimonio cultural deportivo de la ciudad’.

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Jugadores de Aucas, con Roberto 'la Tuka' Ordóñez (17) sobresaliendo. Foto: El Universo

Con el pasar de los años, el periodismo capitalino forjó otros clásicos con la convalidación popular del Deportivo Quito y la época dorada de El Nacional. Esa es la historia del fútbol. Se pueden crear e imaginar enfrentamientos que adquieren trascendencia por el protagonismo del momento, pero la esencia de un clásico se explica en cómo se va forjando una idolatría, las razones de esta y su perseverancia. Cuando aquello sucede entonces se puede hablar de clásico.

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La institucionalización de Aucas tuvo que ver con la decisión de León Febres-Cordero, cuando fue presidente de la República, de apoyar económicamente la construcción del estadio de Aucas (hoy llamado Gonzalo Pozo Ripalda, pero también denominado La Caldera del Sur) con 200 millones de sucres. El escenario se inauguró en 1994. El crecimiento de Quito en el sector sur hizo también que la parroquia Chillogallo adopte al club Aucas como parte de su patrimonio.

Hay que recordar que en el 2004, cuando Deportivo Cuenca queda campeón, Aucas ganó la primera etapa. El formato del torneo no lo clasificó a una final. Los dirigía el colombiano Luis Fernando Suárez y tenía jugadores como René Higuita, Enrique Rambert Vera, Jairo Campos, Agustín Delgado, Gustavo Figueroa. En la liguilla Aucas fracasó porque Suárez prefirió el llamado de la Selección y abandonó a su suerte a los orientales.

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En el 2022 el formato le permitiría acceder a la gran final con Barcelona. El DT venezolano César Farías es responsable de esta posibilidad. Su contratación es un acierto de la directiva del Aucas, presidida por Danny Walker. Para meterse a la final le falta dar un pequeño paso y si lo consigue, que es lo más probable, será merecido. Invicto con el llanero en 19 fechas y su gol diferencia a favor hacen favorito al Aucas para ganar la segunda etapa y así esperar los partidos definitorios, que serán el 6 y 13 de noviembre.

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Aucas ya venció este mes a Barcelona, su eventual rival en las finales de la LigaPro Serie A 2022. Foto: El Universo

Barcelona, equipo acostumbrado a vivir estas instancias, especulativo y lógico ha guardado sus energías para las finales de ida y vuelta. Trajo de vuelta a Fabián Bustos para esta tarea y el técnico conoce cómo preparar este tipo de juegos. Lo hizo en años corridos con Delfín y Barcelona (2019 y 2020). La guerra de nervios ya la inició Farías al declarar: “Aucas cerrará como local la definición del título. Eso no es indiferente porque hay un tema de altura, que es un plus”.

Mientras tanto, Bustos en silencio. De esas ya las vivió y después las celebró. (O)