Ecuador, afiliado a la Federación Internacional de Tenis (FIT) desde 1925, nunca se había inscrito para participar en el torneo internacional de mayor reputación en el mundo del tenis, la Copa Davis. La noticia de que a partir de 1961 se jugaría en Guayaquil fue un verdadero acontecimiento nacional. En esos años, la Copa Davis ya gozaba de gran prestigio. Para la época la legión australiana la dominaba con estrellas como Roy Emerson, Rod Laver, John Newcombe y Tony Roche. Los australianos ganaron el torneo siete veces en esa década.

Nuestro país ha tenido un romance deportivo muy especial a través de sus participaciones en la Davis, sobre todo jugando como local. El Guayaquil Tenis Club inscribió con el tiempo a la cancha de polvo de ladrillo Pancho Segura en la historia como legendaria.

La Copa Davis, con 123 años de existencia, se convirtió en el certamen más antiguo y el símbolo más importante del tenis. Después de 118 años con un formato que varió muy poco porque no necesitaba experimentar cambios profundos, la Davis siempre fue una mezcla de drama, emoción y destreza, elementos que la convirtieron en una auténtica tradición.

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Hasta que en 2018, un grupo de empresarios presentó a la ITF y sus asociados un proyecto para modificar el formato de la competencia. La compañía oferente era Kosmos, liderada por el futbolista Gerard Piqué, quien llegó a la sesión extraordinaria de la ITF el 16 de agosto de 2018 en Orlando, Florida, con un maletín lleno de propuestas, ante un salón repleto de delegados.

La sesión, dirigida por el presidente de la FIT, el estadounidense David Haggerty, cumpliendo con el orden del día, dio curso al tema principal: la exposición de la propuesta, que fue sustentada por el director general de Kosmos, el español Enric Rojas. El principal problema para que la oferta fuera aceptada era convencer a las federaciones con gran peso como Australia, Gran Bretaña, Alemania y algunas otras que no estaban interesadas en que todo cambiara (para que nada cambiara).

Explicar el contenido de las 260 páginas del contrato no fue nada fácil. Los momentos de tensión elevaron la temperatura del ambiente. Piqué, junto con sus asesores que habían viajado desde Barcelona el mismo día, se mantenían atentos en el pasillo que conducía al salón principal. Se comenta que uno de los empleados que atendía en el salón principal fue quien le comunicó el veredicto a Piqué, que se conoció después de tres horas de debates: “You have won” (usted ha ganado). La celebración de Piqué fue muy parecida a la de ocho años antes en la final del Mundial 2010, cuando España derrotó a Países Bajos 1-0 en Johannesburgo. Ese día, en Orlando, la audaz propuesta había conseguido la aceptación del 71,43 % de los votos.

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Una histórica decisión que representó tocar las raíces que habían consolidado a la Davis por más de un siglo.

¿Cuál fue la tesis que convenció a tantos para tomar esta crucial decisión? La económica: la irresistible propuesta de Piqué consistía en una millonaria oferta de 3.000 millones de dólares a 25 años, respaldada por Hiroshi Mikitani, presidente del afamado grupo Rakuten, una compañía de comercio electrónico de Japón. El objetivo: crear una Copa Mundial de Tenis, en la que participarían las mejores selecciones y, por ende, los mejores jugadores en los momentos precisos, a partir del 2019.

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Este fue el formato: a) Se cambiaría la tradicional eliminatoria de tres series entre las 16 selecciones que conformaban el grupo mundial para llegar a la final. Con la propuesta, esas eliminatorias desaparecerían, y se jugarían las finales durante una semana en la misma ciudad, con las naciones clasificadas en el mes de noviembre de cada año; b) Ya no se jugarían los cinco sets, que habían sido una característica tradicional de la Copa Davis; c) La nueva Copa Mundial de Piqué también modificaría el formato para que se jugaran dos partidos individuales y un dobles; d) La superficie sería la misma para todos, olvidándose de que en el formato anterior el equipo local utilizaba su superficie, la pelota adecuada para su cancha y otros beneficios como la presencia de su público, las condiciones climáticas y horarios, entre otros.

Hubo reacciones a favor y en contra. El rumano Jon Tiriac, experto en organizar competencias tenísticas, declaró: “Es una vergüenza. Los organizadores han arruinado 120 años de tradición. Esta gente está enferma de la cabeza, nunca agarraron una raqueta ni le pegaron a una pelota de tenis, deberían condenarlos de por vida”. Rafael Nadal dijo en su momento: “Ya era hora de cambios. Antes, los tenistas no siempre estaban disponibles, con el nuevo formato sí lo estarán”. Novak Djokovic también declaró, en 2019: “Por ahora creo que el formato no es idóneo, hay que buscar un equilibrio. Si esto no funciona, la culpa es de la ITF”.

Lo que dijo Raúl Viver

El capitán de la Copa Davis de Ecuador, Raúl Viver, fue tajante: “Estoy en desacuerdo con las modificaciones, porque se pierde el espíritu de la competencia. Los cinco sets eran tradicionales y si juegas en el Grupo Mundial el aficionado ecuatoriano nunca tendría la oportunidad de ver a sus tenistas”. Los cambios obedecieron más a lo económico que a lo deportivo. También la intención era desbancar la Laver Cup, torneo creado por Roger Federer, que enfrenta a los principales tenistas europeos contra el resto del mundo; se juega desde 2017 y que ha tenido gran éxito. Recién se jugó en estos días, resultando ganador del 2023 el equipo resto del mundo, capitaneado por el afamado extenista John McEnroe.

Hasta que llegó la decepción. Cuando nadie lo esperaba, los primeros días de enero de 2023, llegó a su fin la aventura de Gerard Piqué con la Copa Davis. En una rueda de prensa, declaró que el acuerdo era demasiado exigente y que renunciaba a su organización, porque la ITF no aceptó renegociar las condiciones. Piqué no pudo cumplir con los 40 millones de euros anuales, y la ITF asumió nuevamente el poder de la competencia.

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La compañía Kosmos alegó pérdidas por la pandemia, pero la realidad es que la audiencia televisiva también bajó, la falta de público en las gradas y los limitados patrocinadores. Piqué hacía público su nuevo fracaso. Esta ocasión en un negocio promocionado, pero que no funcionó.

El titular de un medio importante de Londres, en su edición digital, publicó sobre el tema: “La ITF atentó contra la historia de la Davis”. Piqué y compañía se consideraron capaces de aventurar con la tradición de la Copa Davis.

Tentaron a todos con el dinero alegando que había que contemporizar, innovar, que las estrategias de marketing eran suficientes para avalar los objetivos de lucro realizables, pero se olvidaron de que las tradiciones son modelos sensibles transmitidos por el tiempo, que se deben respetar para conservar sus valores.

Las tradiciones son susceptibles de modificarse, pero sin perder su esencia.

Lamentablemente, Gerard Piqué se atrevió a ir en contra de los paradigmas y la esencia de la tradicional Copa Davis, que siempre será patrimonio cultural inmaterial de la sociedad tenística universal. (O)