No veía a Abdón Echanique desde los tiempos previos a la pandemia. Él era parte de los cuatro amigos que solíamos viajar las tardes sabatinas del verano al parque de Flushing Meadow (Nueva York) a juntarnos con nuestra querida gallada de exdeportistas guayaquileños que encabezaba el célebre Galo Papa Chola Solís, uno de los forjadores de la idolatría de Barcelona Sporting Club.