Dijo Mbappé: “Argentina y Brasil no juegan partidos de mucho nivel para llegar al Mundial. El fútbol no está tan avanzado como en Europa”. Y despertó el indio que llevamos dentro los sudamericanos. César Luis Menotti, cabreado, le respondió: “Que Mbappé venga a jugar a Chacarita. Que vaya a San Martín (N. del A.: donde está la cancha de Chaca, equipo de la segunda categoría argentina con fama de bravo). Nosotros hemos invadido los grandes tesoros del fútbol de Europa”. Y dio en un clavo: a fines de los años 30, escapando del franquismo, una generación dorada de futbolistas vascos escapó de España y formó la Selección Vasca que realizó una recordada gira por América. Varios se radicaron en México y otros en la Argentina. Quizás sus dos mejores intérpretes recalaron en San Lorenzo de Almagro y fueron ídolos: Ángel Zubieta, defensa de clase y capitán azulgrana por doce años, e Isidro Lángara, fantástico goleador que arribó a Buenos Aires un domingo por la mañana. Es un caso célebre, bajó del barco, lo llevaron a un hotel y de allí al estadio del Ciclón, que esa tarde jugaba contra River. Le preguntaron si se animaba a jugar y dijo que estaba presto. El suyo fue el debut más estruendoso de que se tenga noticia: San Lorenzo goleó 4 a 0 con cuatro goles de Lángara.