¿Raro, no? Muy raro, porque lo he hecho por casi 60 años. Pero voy a explicarlo. Los organismos del sistema deportivo nacional no reciben del Ministerio del Deporte sus asignaciones desde enero del año que transcurre. El ministro se ha convertido en un turista presente en todos los medios de comunicación, especialmente en la televisión que es su pasión; es productor de documentales según nos enteramos en 2014 con ocasión del Mundial en Brasil.

Está en esa cartera –dice– para engrandecer al deporte ecuatoriano y para servir a los deportistas. Para demostrarlo declaró que acababa de completar el pago de diciembre de 2023 a los beneficiarios del Plan de Alto Rendimiento, la mayoría de los cuales debe competir en los Juegos Olímpicos París 2024, para los que hoy faltan 117 días.

Imagino que esos deportistas habrán pagado ya parte de los suplementos alimentarios, medicinas y víveres que les fiaron en farmacias y tiendas del barrio, y los préstamos de vecinos para poder acudir a los entrenamientos. Sobre los fondos de enero a abril del 2024 para el COE y las federaciones ecuatorianas por deporte, dijo Guschmer que cada día va a hacer guardia en el despacho del ministro de Economía y Finanzas para que le acredite los fondos adeudados.

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Se me ocurre que es probable que volvamos al recurso de los zapatos con huecos, los bingos y la venta de yaguarlocro, encebollado y salchipapas para que los atletas desfilen por el río Sena en julio próximo. No mientas otra vez, Andrés.

Cuando creíamos que el tema directivo de Barcelona estaba solucionado, aparece un video en el que el presidente electo del club, y no reconocido por el Ministerio del Deportes, se planta a lo Mike Tyson ante un hermano del ministro y ambos esgrimen sus puños, pero estos solo atraviesan el aire. “No contest” se llama en el boxeo cuando los púgiles hacen como que combaten, pero nadie pega. Kid Álvarez y Kid Guschmer fueron bajados del ring y hubo que devolver la taquilla.

En Barcelona todo anda mal. El interventor citó a asamblea para elegir directorio y solo fueron unos 30 socios de más de 5.000, según el dato que me pasaron. ¡Qué manera de amar al club! El ministro del Deporte se dio el placer de pasar por encima de una sentencia que ordenaba inscribir a la directiva. Falta que Antonio Álvarez explique por qué no hizo efectiva una acción de incumplimiento contra quien despreció la Constitución y las leyes, lo cual es sancionado con prisión. ¿Cómo se gestó ese ‘armisticio’ para que Gushmer se ponga por encima de la ley y Barcelona acepte el nombramiento de un interventor y llamado a nuevas elecciones? El club nos debe una clara explicación.

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Hay una página de la vida de Milagro que sigo con vivo interés. Se llama Caminando con Dagoberto y la maneja mi colega y amigo Dagoberto Rodríguez Oleas, excelente periodista. Es una de las voces microfónicas que presenta con orgullo la legendaria Atalaya de Milagro, que fundara Ecuador Martínez Collazo, prócer de la narración deportiva y conductor del mejor informativo radial de la historia milagreña. Se emitía a las 12:00 y captaba la sintonía total de la ciudad y sus parroquias y recintos.

Dagoberto, que fue un gran futbolista de Milagro Sporting, recordaba con nostalgia los tiempos de Unión Deportiva Valdez, aquel gran equipo que ingresó al profesionalismo en 1951 y fue bicampeón de la Asociación de Fútbol del Guayas en 1953 y 1954.

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Valdez se impuso a Barcelona, Emelec, Everest, Patria, 9 de Octubre y todos los poderosos de la época; defendió también el prestigio de nuestro fútbol ante Danubio, de Uruguay; Universidad de Bogotá, equipo de El Dorado colombiano; Botafogo de Brasil, que llegó con Garrincha y Nilton Santos y otras escuadras de lujo. La respuesta de los seguidores de Dagoberto fue casi unánime: Valdez fue un equipo de lujo y sus jugadores quedaron en la historia.

Digo casi unánime porque salió un desubicado diciendo que Honorato Gonzabay, Leonardo Mondragón, Carlos Serrado, Gastón Navarro, Julio Caisaguano, Segundo Viteri, Titán Altamirano, Juventino Tapia no tenían ningún valor. “El fútbol de ese tiempo no valía nada porque los jugadores trotaban. Hoy vale porque se corre”, aseguró en su infantilidad reflexiva. Me preocupa porque muestra la influencia que en ciertos oyentes de mínimo intelecto ejercen los ‘mamertos’ que niegan el valor de equipos y futbolistas que no vieron nunca ni han leído las crónicas de sus proezas.

Hoy Milagro no produce deportistas grandes ni pequeños porque el deporte está muerto. Hubo un tiempo en que decir Milagro era sinónimo de gran plaza deportiva y cuna de seleccionados nacionales que obtuvieron resonantes triunfos. En ese ayer se incluye también a Hamilton Cuvi, inteligente, creativo y goleador; su hermano, el artillero Carlos Cuvi; el mago de la esférica Humberto Barreno; un interior elegante y eficaz como Stalino Sánchez y ese mediocampista inolvidable que fue Roger Cajas.

¿Trotaban ellos? ¿Trotaban esa pareja de volantes considerada una de las mejores de todos los tiempos y que formaban Julio Caisaguano y Segundín Viteri? ¿Trotaba esa dupla goleadora que formaban Titán Altamirano y Juventino Tapia? ¿Trotaban Carlos Cañola y Jorge Otoya? Siento lástima por ese tipo, víctima de la estafa emocional inducida por una sobrepoblación de mentecatos.

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Farra y bailarinas

¿Y la Selección? Un fracaso futbolístico y disciplinario. No debiera llamarnos la atención; más bien debíamos estar acostumbrados. Malos resultados, ausencia de un concepto de equipo, nulidades individuales y farra corrida. Lo más notable es que un menor de edad de 16 años, intensamente promovido con fines mercantiles, decidió seguir en una excursión de trago, billetes al aire y striptease a dos contumaces gamberros que no se cansan de avergonzar al fútbol ecuatoriano.

Guatemala fue nada; un rival del nivel de la selección de casados de algún banco local. Lo de Italia fue la muestra palpable de que carecemos de todo. Un técnico que parece pupilo de Gustavo Alfaro, lo cual es grave. Defender, pero defender mal, es la estrategia. Una línea de tres en la que ni siquiera Piero Hincapié dio pie con bola. Y la razón es clara. Si se decide defender con un medio campo poblado y no aparecen los que contienen y recuperan, la defensa naufraga.

Y si los carrileros no ayudan todo es caos. Moisés Caicedo no tuvo una sola jugada notable; solo cuatro trancazos a los rivales. Y a su lado, perdido como una gaviota en Bolivia, Alan Franco. Tal vez sería oportuno preguntar quién es su representante. ¡Aparece siempre en las convocatorias! Y es tal la influencia de quien respalda a Franco que este fue titular, pero no vio un solo balón.

Contención cero. ¿Creación? No hagan chistes. Eficacia ante el pórtico contrario: ¡no hagan reír! Nada nos ha quedado, como dice el pasillo. Un debutante jugando de falso número 9, junto a falsos marcadores, falsos volantes de contención, falsos zagueros y un arquero al que pretenden convertir en responsable. Solo indisciplina, dinero al aire y bailarinas que se agitan ante la mirada absorta de un muchacho cuya historia empieza mal. (O)